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Una sección de Ángel Negro.
Un servidor, estudiante de cuarto de Periodismo del norte de la provincia de Zamora que en ninguna de sus anteriores vidas pisó la Ciudad Condal, se pierde con relativa facilidad en los trámites burocráticos más insulsos. Pero no nos confundamos. Es relativamente sencillo criticar el complejísimo aparato gubernamental de las Universidades o la inutilidad de las primeras visitas a Negociados o Casas de Estudiantes debido a que, hagas lo que hagas, deberás regresar al día siguiente. Es facilísimo, pues, estereotipar con el caos que reina en los despachos, compararlos con el Vuelva Usted Mañana o acogerse al estatus de pueblerino más quejumbroso y lastimero Cuando necesitamos ayuda, todos nos arrastramos sin vergüenza. Lástima que las personas encargadas de prestarla, conscientes de la situación, aprovechen su posición de poder para colocar el pie sobre tu espalda.

Lo anterior no es ni una crítica fácil ni una defensa de la amapola: ambos conceptos no me agradan lo más mínimo. De lo que hablamos, a modo de base, es de las contradicciones de un centro de titularidad pública con formas (y vicios) de las Universidades privadas más cerradas de España.

El Ministerio de Ciencia e Innovación es el departamento oficial del Gobierno que gestiona la financiación y demás cuestiones de las Universidades públicas españolas. Así las cosas, la señorita Cristina Garmendia firmó el pasado mes de marzo un acuerdo y una orden ministerial con todas las Universidades españolas en el que éstas se comprometían, a cambio de figurar como entidades receptoras de estudiantes de movilidad, al ingreso de las becas Séneca en pagos mensuales, con independencia de la fórmula elegida por el Gobierno central para pagar.

La Politécnica de Catalunya cumplió lo acordado. La Universitat de Barcelona, también. Otros centros de la comunidad siguieron los mismos pasos en un plazo relativamente breve de tiempo y, con puntualidad catalana, pagaron a sus estudiantes sus 620 euros en concepto de ayuda de viaje y mensualidad de octubre. Todos, por supuesto, menos la Pompeu Fabra. La estrella de las estrellas, el mejor centro universitario de Periodismo en Barcelona y que a partir de ahora denominaremos como “el moroso”, nos ha comunicado el aplazamiento de los tres primeros pagos por ausencia de money, de tal forma que sólo ingresará el importe de la beca “cuando el Ministerio pague”, esto es, cuando los sapos bailen flamenco. El moroso, que pretende trasladar la falta de liquidez universitaria a la situación personal de tres decenas de Sénecas, consta de una serie de herramientas que permiten la posibilidad de protestar por esta situación ante organismos y autoridades repartidos a lo largo y ancho del callejero.

¿Centralización? ¿Por qué unificar los servicios si podemos desperdigarlos en varios edificios? ¿No es más divertido? Que así sea. Y la cosa no acaba ahí: cuando (por fin) descubres el lugar correcto, la puerta del despacho adecuada y, tras presentarte en un perfecto castellà, crees dirigirte a la persona buscada, la interlocutora, en ese catalán que yo denomino “porque sí”, te interrogará tanto por el escrito-protesta que deseas entregar (y que a ella no le importa un pimiento) como por los Departamentos a los que deseas remitirlos, esto es, los lugares en los que tus folios dormirán el sueño de los justos.

“¿Me explica por favor cuáles son las instancias adecuadas ante las que presentar este documento?”. Redoble de tambores… “No”. Y nada más que añadir. La señorita se coronó con una actuación despreciable y un servidor, sin palabras, carraspeó de la risa tras su negativa. Porque una respuesta civilizada podría dejar lugar a dudas mediante la utilización de fórmulas parecidas a “no tengo tiempo” o “estoy ocupada” pero, en este caso, la respuesta oficial fue un “no” de tamaño catedralicio. Un “no” que significa, en catalán, “no quiero explicarte lo que necesitas”, “no pienso decirte cuáles son las instancias que tienes que rellenar” y, en un plano aparte, “no pretendo cambiar mi idioma de trabajo aunque no entiendas ni una mierda”, cosa que ocurrió, por cierto.

Varios días más tarde, olvidados los cabreos y la personificación viva de mentes obtusas, otra señorita más amable y con ganas de trabajar (de verdad) me confesó la posibilidad de presentar cualquier escrito en cualquier centro de la Universidad con independencia de su destinatario: “los documentos siempre llegan al requerido”. Ay! Ay la lenta y olvidadiza burocracia de la Pompeu, que ni tiene tiempo para el “ahora” ni tampoco para los detalles absurdos…! Ay del doloroso cuerpo funcionarial-universitario que trabaja al filo de las dos de la tarde y que, más que pensar en trabajar, piensa en la comida del día! Ay…!

Recordad: esto pasa aquí y en Lima.

Devolvemos la conexión.
Una sección de Ángel Negro.

3 comentarios:
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Patino dijo...
jueves, noviembre 13, 2008 12:32:00 a. m.  

¿De qué me suena eso?... Ya te contaré, Negro, que hay novedades jugosas y calentitas de cómo funciona la burocracia en nuestra Facultad. De pena, te adelanto.

Y una verdadera lástima, asco, o como quieras definirlo el que no tengan una mínima atención, siquiera para con los que vais desde fuera. Lo de que el Ministerio no tiene... ¿a qué espera la Generalidad a adelantarlo? Bien es cierto que, probablemente, en nuestra Comunidad la Junta tampoco movería un dedo, pero me da que no es lo mismo...

Paciencia, amigo mío. Que ya sabes, que la pela es la pela.

Saludos.

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Antonio dijo...
jueves, noviembre 13, 2008 1:37:00 a. m.  

Si te sirve de consuelo, yo me vi en alguna parecida. No se trata de que seas un "pueblerino", sino de que estás acostumbrado a moverte en un lugar distinto en el que sabes a dónde ir para realizar cualquier trámite administrativo, y ante la novedad te pierdes. Una vez que quise acudir a servicios de asistencia social, la de vueltas (y viajes en metro) que di: que si al Ayuntamiento, que si a la sede del Distrito, que si al Centro Social del barrio... Al menos, en aquella ocasión al final del camino encontré a una joven funcionaria amable como pocas personas me he encontrado nunca.

En cuanto a que la 'malparida' funcionaria en ningún momento te hablara en castellano, existe una tendencia un tanto extendida en Cataluña a pensar que, cuando alguien habla en castellano, entender que se trata de un 'xarnego' y, por tanto, dar por hecho que va a entender el catalán perfectamente y que la conversación va a poder desarrollarse sin problemas utilizando cada uno su lengua. Le veo cierta lógica a esto, por efecto del hábito diario, pero me parece un error bastante grave. Te recomiendo que, si te ocurre algo así otra vez, no te cortes y digas que, por favor, te lo repitan en castellano. No es una bajeza precisamente ser de Zamora, ni una deshonra el llevar allí dos meses y no hablar catalán. Otra cosa es que tu interlocutor sea un 'malparit' como esta funcionaria que, como bien dices, te la podrías encontrar en Barcelona o en la delegación territorial de la Junta de Castilla y León en Burgos...

Y otra cosa, más laxa: ¿qué es eso de que la UPF es "el mejor centro universitario de Periodismo en Barcelona". ¡Donde esté la UAB, que se quite lo demás, jajajaja! Allí, con aquello de que es un campus aislado de la civilización, está todo más concentrado ;-)

Un cotilleo: en mi época, la UPF tenía fama de ser 'la niña mimada' de la Generalitat, entonces de CiU; en ese caso, podría ser que ahora, al no estar CiU en la Generalitat, si al frente de la Universidad están los mismos, anden algo 'rebotados' con el gobierno autonómico y por eso digan que no adelantan el dinero de las becas. No se me tome esto muy en cuenta, de todas formas, que lo de 'la niña mimada' no es más que un rumor de portería que se comentaba por aquellos entonces.

Muy interesante la sección, no esperaba menos. Aguardo ya la siguiente entrega. Y por cierto, Patino, se dice "Generalitat", como nombre propio que es, de la misma forma que en la Comunidad Valenciana también tenemos Generalitat y en Galicia hay Xunta. :-)

Saludos.

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Miguel Ángel Rodríguez dijo...
jueves, noviembre 13, 2008 10:00:00 p. m.  

No sé si has llegado a hacer prácticas con convenio con la UVA, pero esto se ha convertido en una puta vergüenza.
El que fue mi jefe acabó hasta el gorro de papeles, e-mails y mingas en vinagre y yo a punto estuve de caer en una crisis.
Encima te echan la bronca por no informarte...en fin.

Salud Ángel!

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