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Me voy a fiar de vosotros, y voy a creer que vuestras paradas en los coffee shops de Ámsterdam han sido sólo las justas y necesarias. Es por ello, que esta semana me apetece llevaros un poquito más al sur. Al país de la bota. Aunque este sitio, lo que se dice en la bota, por poquito… . Armad el petate, que nos vamos a

TURÍN

Capital del Piamonte. ¿Que qué es el Piamonte? Ni más ni menos que una región situada al norte de Italia, entre Francia y Suiza. Turín es una ciudad que no os va a dejar insatisfechos en absoluto. No posee mar, cierto es, pero la Costa Azul no queda a demasiada distancia, y la montaña turinesa, los Alpes, son de una grandísima belleza. Merece la pena recorrer ambos lugares.

Atravesada por el río Po (pocos encontraréis con un nombre tan corto), Turín es una ciudad que, a pesar de estar tan cerca de los Alpes, no tiene una gran altitud, y la parte que está en la planicie –parte de la ciudad está sobre una colina- está a una altitud media de poco más de 200 metros sobre el nivel del mar.

Si queréis historia, Turín, que es llamada por los italianos Torino, aunque hasta ahora no os la haya dicho –me da a mí que si la llamáis Turín así en español, poco caso os van a hacer…- tiene para dar y tomar. Se asienta sobre lo que un día fue un campamento romano, y ha cambiado de manos numerosas veces, siendo conquistada por los lombardos, por Carlomagno, los Saboya… Hoy es capital de la región de Piamonte, pero lo ha llegado a ser de Italia en diversas ocasiones. Jugó un papel de importancia en la unificación del país –de hecho, Cavour era turinés- y también, más recientemente, colaboró en la caída de Mussolini.

A principios del siglo XX era una ciudad eminentemente cultural, pero en el transcurso del siglo ha ido perdiendo el papel cultural vanguardista y se ha convertido en una de las potencias industriales de Italia. ¿Quién no ha oído hablar de FIAT y los Agnelli? Hoy en día ha recuperado una gran importancia cultural, que compagina con la actividad industrial –estrechamente ligada también a la vecina Milán- y fue declarada por la UNESCO capital mundial del libro para el año 2006.

Una de las señas de identidad de Turín es la torre conocida como Mole Antonelliana, concebida inicialmente como sinagoga judía, pero que ha acabado siendo un monumento a Víctor Manuel II, y símbolo de la ciudad. Aparece en el reverso de las monedas de dos céntimos de euro en su versión italiana.

Tampoco podéis dejar de lado palacios como el Real y el Madama. En el primero encontraréis la Armería Real, con una impresionante colección de armas, y en el segundo vale la pena detenerse a admirar su fachada. El palacio Carignano por su parte fue la primera sede del Parlamento italiano tras la unificación, y hoy en día alberga un interesante museo de la época del Risorgimento y la unificación de Italia.

Tampoco podemos dejar de visitar la Catedral, construida en el siglo XV, en la que se alberga la famosa sábana que, supuestamente, cubrió el cuerpo de Cristo tras el descendimiento de la Cruz, y que es conocida como la Sábana Santa. Dentro de la propia Catedral merece la pena la capilla destinada a este lienzo, obra de Guarini.

Otro de los imprescindibles de Turín es el Museo Egipcio, cuya colección es la segunda más importante del mundo, sólo superada por la del museo de El Cairo. Los orígenes de la colección se remontan hasta el siglo XVIII.

También merecen la pena otros dos lugares: la basílica de Superga, situada en la colina homónima, y que alberga las tumbas de la casa de Saboya, y las Residencias Sabaudas, un conjunto de jardines que rodean la ciudad de Turín y que han sido declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Para los futboleros y amantes del deporte en general, que sepan que Turín tiene dos equipos: la Juventus, conocida como “la Juve” o “vecchia signora”, y el Torino. Uno de los estadios más emblemáticos del fútbol mundial, el Comunale, rehabilitado para los JJOO de invierno que se celebraron en la capital transalpina en 2006, se encuentra en Turín.

En cuanto a otros aspectos, os recomiendo… todo. Para pasar un buen rato, la oferta de Italia en general es enorme, y Turín no es caso contrario. La Universidad, con más de 600 años de historia, contribuye también a que el ambiente de la ciudad sea bastante joven.

Esto es todo.

Bueno, no. Faltaban mis peticiones. Chocolate, que de Turín era el fundador de la primera fábrica de chocolate del mundo. Y el amigo Martini, inventor del licor del mismo nombre… A vuestro juicio queda lo que gustosamente queráis darle a vuestro simpático guía. Porque el chaval es simpático, ¿o no?.

Además, pedidle informes a la Pelirroja cuando vuelva, que le va a venir de bien la mini guía turística, jejeje…

Os dejo con un vídeo que emitió la NBC con motivo de los JJOO de invierno. Contemplad Turín en todo su esplendor.

¡Hasta la próxima, mochileros!