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EN BUSCA DE LA INDEPENDENCIA

Hubo un tiempo donde los ingleses lo dominaban todo a su alrededor, todas las islas británicas eran suyas fruto de su conquista y llevaban a cabo en ellas una fuerte represión que han sabido mantener en muchos lugares hasta bien entrado el siglo XX. Escocia no se libró de ello. Los reyes ingleses habían conseguido mantener la concordia en su tierra conquistada por medio muchas veces de sobornos a algunos nobles poderosos del país gaélico, pero pronto eso se vendría abajo. La paz terminaría, y la rebelión plantaría cara a la represión.

Antes de que llegara al trono el Rey Eduardo I de Inglaterra, un tirano más de la casa de los Plantagent, tuvo lugar un nacimiento en la ciudad de Elerslie, muy cerca de Glasgow, que poco después daría que hablar. Harry el Ciego cuenta en su poema que se trataba de William Wallace, aquel que pregonaba libertad para Escocia por todos los rincones por los que pasaba. Era más o menos el año 1270 de la era cristiana, tiempos en los que el medievo se erigía en aquella vieja Europa.

Murió el rey Alexander III y las tensiones de aquella época se hacían notar. William se fue a vivir con un clérigo tío suyo, donde se cultivaría aprendiendo tres idiomas más además del inglés. El pequeño hombre de dos metros, cansado de la opresión, acudió a vengar la muerte de su padre y el destierro de su madre a Loudon Hill, donde se encargó personalmente de matar a su asesino, Fennwick. Wallace y sus hombres se encontraron con su primera victoria acompañada de mucho armamento gratis, lo que convirtió al héroe escocés en un forajido por el cual pedían preció por su cabeza.

Como todo joven, William se echó novia en la ciudad de Lannark gobernada por Hazelrig, un miserable tirano, el cual mató al hermano de Marion, la novieta de Wallace. Éste se vio obligado a acudir a vengarlo. En su visita acabó con la vida de gran cantidad de soldados ingleses, pero no encontró a Marion. Finalmente esta fue asesinada por el tirano. Pero Wallace no se dio por vencido, y una noche acompañado de sus hombres se cargó a todo el pueblo exceptuando a las mujeres y a los clérigos, además de los niños claro. Esto aumentó su fama, lo que provocó que muchos escoceses se uniesen a él y las tropas inglesas sufrieran por toda la zona la Guerra de Guerrillas ideada por el caballero escocés.

El Rey Eduardo envió a un gran ejército para calmar la situación. Wallace tuvo que retirarse hacia el norte, pero siguió muy cerca de los soldados ingleses, pues cuando estos pensaban que la cosa había terminado, Wallace atacó. El 11 de septiembre de 1297 el puente de Stirling se hundió por el peso del gran ejército inglés, lo que facilitó la victoria de los escoceses. Así, William Wallace se convirtió en el Guardián de Escocia, que era casi igual que ser rey( el verdadero, John Baliol estaba preso en Inglaterra).

Eduardo I a su regreso de Flandes y visto lo visto, decidió ir el mismo hacia Escocia liderando un gran ejército. William Wallace, que cada vez veía más cerca la independencia de su país, había tomado gran parte del norte de Inglaterra. A la llegada del Rey, los escoceses que vivían por allí tuvieron que huir hacia el norte.
El independentista escocés utilizó la práctica de la tierra quemada para que los ingleses no encontraran provisiones, pero el Rey ya lo tenía previsto y le llegaban desde Irlanda.
La fuerza de los ingleses era tres veces mayor a la de los escoceses. Para más inri, William fue traicionado por varios nobles escoceses, que muchas veces también le negaron la ayuda al ser de inferior rango que ellos.

La batalla no duró mucho y los escoceses fueron derrotados. William Wallace tuvo que aguantar los desprecios de algunos nobles y familiares del Rey de Escocia. Eduardo pedía recompensa por su captura.


Ya perdido el carisma de vencedor de todas las batallas, los nobles escoceses renegaron de él. El Rey de Inglaterra declaró una amnistía para todos los guerreros pro independencia excluyendo a Wallace. Además proclamó Rey a John Comyn, sobrino de Baliol y ahora enemigo de William. Este volvió a convertirse en forajido.
Dicen que Wallace estuvo un tiempo en Francia, donde el Rey le ofreció títulos nobiliarios tras comandar alguna batalla, pero que volvió a Escocia donde una vez más fue traicionado. Un antiguo amigo y compañero de armas introdujo a un sobrino entre los hombres de William Wallace para estar al tanto de sus planes. Corría el año 1305.
Consiguió que éste acudiese al castillo de Carslile, donde fue capturado y encerrado en una mazmorra, del cual fue trasladado a Londres a pie atado a dos caballos en un viaje de 17 días.

Fue acusado de traición al Rey y él lo negó, pues dijo que él jamás había jurado lealtad al Rey de Inglaterra. Fue condenado a muerte el mismo día.

William Wallace fue arrastrado por caballos por las calles de Londres donde era apedreado por la multitud. Cuando llegó al lugar donde iba a ser ajusticiado, lo ahorcaron hasta que perdió el conocimiento, y aun vivo lo abrieron en canal y le sacaron los intestinos, que fueron quemados delante de quien presenciaba el acto. Cortaron su cabeza y la expusieron clavada en una pica en el Puente de Londres. Cortaron sus pies y sus manos y fueron enviados a cuatro extremos de Inglaterra. En Alberdeen, donde enviaron el pie izquierdo, enterraron el resto de su cuerpo.
Este tipo de ejecución, introducida por los normandos, duró hasta el siglo XVIII y se usó con mucha frecuencia. En la Torre de Londres está la Puerta de los Traidores.

La lucha no acabó a la muerte de Wallace. Roberto “the bruce” consiguió la independencia en 1320 ya gobernando Eduardo II. Roberto I de Escocia no olvidó su traición a Wallace, y en su lecho de muerte pidió que su corazón fuese llevado a las cruzadas para encontrar el perdón de Dios.

Después de muchos años de la muerte de Wallace, era mucha la gente que le recordaba como un héroe, que lo quería imitar en su manejo de su famosa espada, que veían en él un salvador e intentaban parecerse a él. En 1995, la gran película Braveheart logró acercarse vagamente a la realidad.

4 comentarios:
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Patino dijo...
miércoles, marzo 21, 2007 12:24:00 a. m.  

Vaya con Wallace... Qué mala leche gastaba el amigo, aunque peor era aún el jodío inglés, la verdad.

Muy cruel lo de la ejecución, cómo se las gastaban. Aparte, que nos hemos idealizado al guerrero escocés con la película, que, por cierto, no he visto.

Buen repaso a la historia, Miguelón. Sigue así.

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María Núñez de Pablo dijo...
miércoles, marzo 21, 2007 10:28:00 a. m.  

Buen rapaso a un personaje del que todos hemos oído hablar, hasta en las canciones más simples del mundo, pero del que yo, por lo menos, no sabía apenas nada.
Bien contado, Miguel. No mucho más que decir esta semana. Un besin!

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Sara Parque dijo...
miércoles, marzo 21, 2007 2:53:00 p. m.  

¡Podrán quitarnos la vida, pero jamás podrán quitarnos la libertaaaaad!! Como no iba a hablar yo de cine... y esa famosa frase que haber si la encuentro y la pongo en el próximo 'Sé lo que visteis...'. Una nueva entrega de historia muy interesante y curiosa. Hasta la próxima!

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Sarita dijo...
jueves, marzo 22, 2007 2:28:00 p. m.  

Yo lo único que sabía de este hombre es que Mel está muiiii rico...jajajaj!!!! Jo qué tio!! Ya no quedan héroes como este...xD Y morir asi....auuuuu!!! te puedo proponer un tema?? muy macabrote, eh?? las torturas medievales...jo que morbosa soy...bueno tenlo en cuenta.

Ya sabemos algo más de lo que nos enseña el cine!! Un besote!!!!

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