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¿Disfrutasteis Barcelona? Seguro que sí, una ciudad como esa no merece menos. He decidido que, como habéis sido buenos, nos vamos de relax esta semana, a un punto del norte de España, que fijo que os va a gustar. Si no, pues esa es la intención, pero fijo que disfrutaréis en

GIJÓN

Xixón, la llaman los astures. No confundir con Dijon, que esa se la dejamos a los franceses, aparte de que Gijón es más interesante. Ciudad completa, con belleza, gastronomía impresionante, playa, montaña no demasiado lejos… poco más se puede pedir.

Hay de todo, entremezclándose perfectamente lo que nos ha llegado del periodo románico, con el modernismo más exquisito. Mucho le debe Gijón a un personaje histórico, Jovellanos, oriundo de la ciudad asturiana. Sin él, Gijón no sería la misma, puesto que el impulso que experimentó gracias al ministro ilustrado le ha dado mucho, y muy bueno. Destacar de esta parte la propia plaza de Jovellanos, plaza del Instituto, jardines del Náutico… Mucho y bueno.

Pero la esencia del Gijón de toda la vida no es la parte de Jovellanos, sino que es el mar. Y qué mejor expresión que el histórico barrio de Cimadevilla, el barrio de pescadores gijonés. Cuenta con la iglesia de San Pedro, de elegante estilo gótico, en cuyos sótanos podemos visitar los vestigios romanos de la ciudad, las termas. Atravesando el Campo Valdés, situado enfrente de la iglesia, y que recibe este nombre debido al palacio de los Valdés, que preside el lugar, podremos seguir el recorrido de la antigua muralla, parcialmente reconstruida en la plaza.

Llegados a este punto, nos encontramos con una de las imágenes características de Gijón, la Torre del Reloj, que también es testigo de la historia de la ciudad, puesto que a su lado se conservan restos de la entrada romana. Cuando terminéis con la visita a Cimadevilla, es recomendable subir al Cerro de Santa Catalina, para gozar con la vista de la ciudad, y con una de las obras maestras de otro maestro, Chillida, el Elogio del Horizonte.

Una vez hayáis descendido del cerro, y sin haber terminado de abandonar el barrio de los pescadores, enfilando la calle Artillería llegaréis a la plaza del Marqués, donde os encontraréis con el palacio de los Revillagigedo, que, aunque parece ser medieval, no os debe llevar a confusión, pues es barroco. Desde aquí, la vista del resto de la ciudad es, sencillamente, inolvidable.

Por si no quedasteis satisfechos con el Modernismo gaudiano en Barcelona, Gijón también tiene de ello, en la parte del centro de la ciudad, principalmente, con las calles Corrida –que atraviesa buena parte de Gijón, y desemboca en el mar-, Jovellanos, Instituto, Cabrales… Es en esta última donde nos encontramos con dos de los edificios de mayor belleza pertenecientes a esta corriente arquitectónica, los correspondientes a los números 43 y 18, este último con una torre culminada por una llamativa forma de pagoda japonesa, hoy desaparecida.

Para disfrutar, aparte de hacerlo con la propia ciudad de Jovellanos, qué duda cabe de que la playa es una oferta enormemente sugerente, y Gijón dispone de algunas playas de gran belleza, de las que destacaré Poniente y San Lorenzo.

La fiesta en Gijón está asegurada. Que no me entere que dejáis de escanciar unas cuantas botellas de sidra, que estar allí y no hacerlo es un crimen. En cualquier lado, disfrutad el zumo de las manzanas asturianas, verdadero oro líquido.

Gijón cuenta con una gran oferta de bares y zonas para salir de noche, entre las que destacan la propia Cimadevilla, con multitud de bares en sus calles, La Arena, cercana a la playa de San Lorenzo, y, para tapear, la zona del Carmen, con numerosas tascas y bares con pinchos y buenos vinos.

Para que vayáis abriendo boca, ¡dentro vídeo!:



Por cierto. Que se me olvidaba. Acepto botellas de sidra de regalo. Sin problemas.

¡Disfrutad de la estancia!.