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Capítulo 9º de Pasión de Periodistas, by Stanich

Advertencia: todo parecido con capítulos anteriores de Pasión de Periodistas es pura coincidencia. En serio, pura coincidencia.

En el capítulo anterior... Nuestros yo's del futuro andan cuan centauros del desierto, cuando en Suez reciben un mail que les cita en el puzzoniano pueblo de Corleone. ¿Qué trapicheos se cocerán por ahí?¿Qué querrá MAC de nuestros amigos?¿Acaso no tendrá más ex-alumnos a los que putear?¿Acaso la rica salsa canaria se llama mojo picón?

Entre moros y cristianos, nuestros periodistas en excedencia forzosa fueron montando en uno de esos cruceros que nunca se hunden ni nada. Uno de esos con mini-casino, mini-bar, mini-golf y mini-bandademúsicaconplayback. Mientras Tamara se entretenía "sanamente" con las tragaperras, Marta tenía la sensación de que cada vez los pasillos se hacían más y más estrechos(¡!). Por suerte, entre "Usuario Anónimo" Miguel y el negrico de los cócteles de Vacaciones en el Mar pudieron sacar a tiempo a la riojana del barco antes de que el pasillo la convirtiese en un pimiento najerano.
Habían llegado a Sicilia. Palermo. Quién no conoce Palermo es que no ha estado allí (Proximamente: la Casa de Citas). SaraParquer se puso isofacta a buscar el maldito pueblo, y preguntaba a todo el que pasaba por su panadero (el del pueblo, claro). Todo el mundo le daba largas: "¿Qué pueblo?¿Le limpio los zapatos?¿Corleone? creo que se ha confundido de película amica" y cosas así. De repente, un hombrecillo ataviado con una bufanda verde se acercó al grupete. "Soy un tallarín y os vengo a ayudar" dijo el tipo haciendo gala de un humor paradigmático. A Gala, valga la redundancia, no le hizo especial gracia su presencia, pero sabían que en esta situación no había más remedio que agarrarse a un clavo ardiendo. Y este clavo estaba muy caliente...
Giorgio conocía el camino a Corleone. El "Tallarín" trabajaba de contacto entre las familias Armani y Ranna a cuenta de Don Giovanni, el gran capo que controlaba todo el tráfico de Lambrusco. "El pueblo está tras aquellas dos colinas". Colinas... mira que les gusta a los italianos las jodidas colinas. Ya puede ser el Veleta y el Mulhacén que ellos dirán "colinas". Un viaje de tres horas en burra aguantando a Miguel León venga con el "Oyeee...". Cuando a Alex le contaron lo de la burra, no tragó: "¿Quién os creéis que soy?¿Curro Jiménez?". Y con lo puesto (muy mono como siempre) se fue a la pasarela de la goma de Milan.
Corleone, al fin Corleone. Una villa desmanada con menos vida que un concierto de Björk en Teruel. María Palencia llegaba bastante sofocada, y le daban vahídos sólo de pensar las veces que había faltado a la escuela de idiomas desde que todo este sinsentido se iniciase. "Ahora os llevaré hasta Apolonia", dijo Giorgio."¿¿Apolonia??", esta es Mery. "Sí, ella me encomendó traeros a su regazo", este es este... Bueno. Por lo visto, Apolonia era la eterna amante hispana de Don Giovanni. Se dice que ella fue a Sicilia en busca de su Caso Malaya particular y fue Don Gio quien se quedó con el Cayo Malayo. No hay duda, tenía que ser MAC. Marcamos la A) de MAC.
Se adentraron en un hermoso palacete. Tras él, se escondía una horrenda nave industrial cuyas tripas de latón habían sido atacadas hace tiempo por un ejército de hiedras. "¡Quieres abrir la puerta de una santa vez!", Sarita empezaba a impacientarse. Sólo empezaba: "Mira que siempre he querido viajar y alejarme del coñazo de Valladolid pero... abre la puerta de una puta vez!!! Giorgio se estaba haciendo un pitote con las llaves. "Prueba a meterte por la ranura y nos abres desde dentro", sugirió alguien que no era Stanich (no soy gayer). Debió ser Merayo. Pero Gior no era tan majete como Diego y decidió tirar la puerta a empujones. Él solo.
Primer amatoma; segundo; primera dislocación de hombro; la otra; pérdida de la frecuencia cardiaca; la vida pasa en plano secuencia ante sus ojos; unas gafas rotas en la hierba... Arrivederci Giorgio... En un chirrido se fue. El mismo chirrido que abrió la puertecita. Patry se desquitó de la puerta con una patá': "coño la puerta ya...". Se perdían los modales.
¿Qué había dentro de la nave? pues ni más ni menos que la leche copón: docenas de estatuas de Franco amontonadas, las mismas que en un viejo pasado tiranizaban las plazas españolas. Patino lloró, por ser un gran admirador de la escultura equina. Quién las poseyese ahora había cuidado de que las calvas del caudillo no estuvieran mancilladas por cagarrutas de paloma. ¿Y quién querría todo este ganao'?Claro, Apolonia...
Ahí estaba MAC, montada tras uno de los tantos Franco's. Aquel lugar olía a pompas fúnebres. A MAC le pilló desprevista la entrada de la muchachada y tan pronto como pudo se cerró el batín. No lo suficientemente pronto. Más de uno se acordó de los famosos días de las tortillas...

Y nos quedamos con la misma duda del capítulo anterior. Copio y pego: ¿Qué querrá decirles MAC a los chicos en el pueblo de don Vito? Yo, chico no sé. Mejor que os lo cuente Marta (alias, "Piiiiiiiii de la Rioja") en el próximo capítulo. Suspense, intriga, emoción... insomnio... zZzZz