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Pasión de periodistas

Capítulo 8º de la II temporada, escrito por Patino

En el capítulo anterior... un cúmulo de fatídicas desdichas en el interior, y más tarde en el exterior de la pirámide de Kefrén, acaban con nuestros protagonistas en una huida hacia delante en coches deportivos por el desierto.

"¿Hacia dónde vamos?". Obligada parecía la pregunta, que realizó Sarita en un descanso en la alocada carrera por el desierto. "Pues, ni idea" era la respuesta más repetida por todos. "Esperad, que saco la brújula", dijo Stanich. "Vamos hacia el norte" fue la respuesta del cántabro. "Bien, pongamos rumbo al Canal de Suez" se le ocurrió decir a Parque. "¡Pero eso no está al norte!" fue la respuesta unísona. "Ya, pero, decidme, ¿dónde queréis que montemos en algo que flote, o sea, un barco, que nos lleve a España de vuelta?".

Justamente al terminar de hablar Parque, suena el teléfono de Sarita, cuya cara se va asombrando más y más a medida que avanza la conversación. Pregunta obligada "¿Quién era?". "Nico", respondió la pelirroja. Nueva pregunta obligada (realmente son dos): "¿Cómo? ¿Nico?". "Sí. Merayo y él consiguieron escapar de la pirámide, y como no nos veían, se fueron en un abrco hace unos días, y están en Valladolid". "¡Vaya, qué espabilaos!" dijo Melenas.

Después de este alto en el camino, siguieron con sus deportivos hasta Suez, donde llegaron en no mucho más de dos horas. Estaban dejando los coches preparados para embarcar (no era plan dejarlos en Egipto, se los llevaban a España) cuando se les acercó por la espalda un siniestro personaje, con una impresionante delgadez, que les preguntó qué barco iban a coger. Fue en ese preciso momento, cuando Bea se dio cuenta, y le comentó a Miguel León que le resultaba muy familiar, y que probablemente fuese aquel al que conocían como Jorge. Miguel León no lo dudó un solo momento, e intercambiando una mirada con Stanich, decidieron dar un buen uso a un amarre del puerto que estaba suelto, y, haciéndole la táctica que el propio Jorge les enseñó en el breve tiempo en que ambos trabajaron como porteros de "La Selva" (sí, "La Selva" he dicho), llamada "la envolvente", no tardaron más de 5 minutos en hacer que Jorge descansara con los peces, calzado con 25 kilos de reluciente cobre.

Después del luctuoso hecho, Álex se notó algo raro en la chaqueta: "Hay algo en mi chaqueta que vibra, y no es mi móvil. Espera ¿de quién es este teléfono?". "No", le corrigió Sastre, que como productor de televisión sabía qué objeto tenía entre manos, "es una Palm, para recibir e-mails, voy a ver qué pasa". "Hay un mail" respondió el hombre de la furgoneta amarilla, "y dice que ni se nos ocurra volver a España, que embarquemos hacia Sicilia, y allí busquemos un pueblo llamado Corleone, que allí tendremos respuestas". No había remitente. ¿Quién podía ser?. "Esperad, que se puede rastrear" dijo Tamara, que todavía sentía apego por cualquier cacharro electrónico. "Viene de España, de las Canarias" "¡No, otra vez MAC no!", dijeron todos.

¿Qué querrá decirles MAC a los chicos en el pueblo de don Vito? Stanich nos lo contará en el próximo capítulo... .

2 comentarios:
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Merayo dijo...
viernes, noviembre 03, 2006 12:09:00 a. m.  

Carlos, has estao sembrao con tu capítulo!!!!!Stanich...a ver que tal se te dapara el martes...¿Nos llevarás auna casa de citas?

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Sarita dijo...
viernes, noviembre 03, 2006 12:01:00 p. m.  

Mu bueno el capitulo Carlos, una muerte muy...creativa...jajajaja!!! Suerte a ese ex-porteo de la selva, a ver qué se te ocurre para nosotros!!
Besicos a todos!

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