feedburner

Recibe las actualizaciones de DIARIO DE PERIODISMO

reflexiones a pilot rojo

Etiquetas:

Una noche cuando caminaba

Recuerdo aquella noche de julio, verano de 2007, cuando caminaba por la avenida de Segovia en Valladolid hacia el túnel que une el barrio de las Delicias con la calle Labradores. Una noche veraniega, calurosa, pero en la que no se ven ni gatos callejeros merodeando por tejadillos ni contenedores. Era, más o menos, la 1 de la madrugada.
Ya cerca del pasadizo, veo de lejos una silueta pequeña, delgada, pegando un cartel con esmero en las paredes del túnel –siempre me había preguntado cuándo coño colocaban tanta cartelería, pues me topo con infinidad de proclamas pero nunca veo a sus impulsores, los cuales puede que sean una recreación virtual-. Pero no, en esta ocasión era real y, además, pequeño. Pendiente en una oreja, cara chupada, 25 años, mechas rubias, camiseta blanca y pantalones grises. Según paso me quedo mirando: el tipo no sólo estaba colocando carteles, sino que estaba escribiendo el contenido de los mismos a la vez que los pegaba en las ya repletas paredes del pasadizo.
- ¡Eh tío! –se dirige a mí el paisano-, ¿te gusta el punk-rock?
- Sí hombre, sí.
- De puta madre –responde con acento euskaldún-, porque mi grupo toca en Villanubla el viernes. Yo soy el manager y estoy colocando los carteles.
De repente me di cuenta de que algo fallaba. ¿Manager? Y, ¿los carteles escritos con boli bic? No puede ser…
- Joder, pues, ¿Dónde está el resto del grupo? ¿Te toca darle caña a toda la ciudad o qué? –le pregunté-.
- Pues están en el pueblo ese, preparando la movida –hablamos de un martes y el concierto de un grupín no necesita más de un día para colocar todo en su lugar- y además me han encargado que les pille droga.
A medida que el paisano avanzaba en la conversación, me daba cuenta de que sus luces estaban colocadas en el modo corto. No regía y me soltó una retahíla de tópicos de los que no me recuperé en mucho tiempo. Menuda brasa.
- ¿Cuáles?
- Pues anfetas, speed… y me han hablado de la casa de una gitana por el barrio la viuda o algo así.
- Son unas casas, que le llaman ‘las viudas’, pero el barrio es las Delicias.
La versión vasca de un yonqui Frodo daba muestras de debilidad a la vez que se envalentonaba al pensar que llevar pelo largo y una estrella de cinco puntas en una camiseta iba a dar lugar a una sintonía total.
- ¿Hay mucho fascista por aquí, verdad? Mucho hijoputa fatxa.
- No, por ahí no hay, ve tranquilo.
- Nosotros somos vascos, abertzales, ¿sabes? Independentistas vascos. Nos da por culo España y eso –Odios infundados: ante la ignorancia, imaginación-.
- Bueno tronco, me voy que mañana tengo que currar –le respondí con ganas de salir de allí-.
-Anda, acompáñame a por la mierda tío, por favor.
- No hombre no, ya te digo que en 5 horas tengo que estar en pie y aún me falta por llegar a casa un buen cacho.
El tipo levanta los folios en blanco y el bic negro que llevaba en la mano y, con una luz que solo en ciertas circunstancias ves en los ojos de una persona, me grita:
- ¡Gora Euskal Herría!
- Viva Pucela, no te jode.
Era un vivo ejemplo. Me di cuenta que al ser humano de estas tierras tortillescas le encanta tener esclavos. Le encanta reclutar “cortos” de mente para hacerles el trabajo sucio a los demás –véase al pobre Basagoiti en el País Vasco-. Además, ese pringado tiene que comportarse como un peluche con altavoces y repetir tres frases cada cinco minutos: cuánto facha, a tomar por culo España y soy independentista. Fue una decepción en todos los sentidos: me di cuenta de lo hijos de puta que pueden llegar a ser algunos, pues sueltan a un escuchimizado, chunguillo pero frágil e imbécil por las calles de Valladolid, sin conocer la ciudad, con el objetivo de empapelarla de arriba abajo a base de folios en blanco y un boli bic. Además, le encargan pillar mercancía en el corazón de unas casas donde los niños cruzan, mochila a cuestas, la droga de edificio a edificio. Grandísimos cabrones –estos y los del grupo ese-.
Además me decepcioné bastante al observar que ya son demasiados ‘abertzales’ con los que me he topado y no he podido llevar a cabo una conversación sobre política porque o “pasan” o solo saben decir “Gora Euskal Herría Askatuta”. Es decir, igual que aquellos que gritan “putos nacionalistas” sin saber que ellos lo son tanto o más peligrosos o los que vitorean al Che Guevara sin conocer su motivo de lucha y el proceso político propuesto.

Al final, me puse los cascos y continué caminando hacia Las Batallas, donde vivo. Luego llaman fascista al que utiliza al ser humano en su beneficio –además de hacerlo con cualquiera que se menea, desde el PP hasta IU- y son ellos los que emplean a ‘cortos de luces’ para que les hagan el trabajo sucio. ¡Cuánto bastardo!

Para ti, en pocas líneas: Pepe Rubianes


Hermano, me ha dejado helado la noticia de tu muerte. Eras un auténtico malvado, de esos malos buenos que crean escuela con la crítica chirriante. Aún recuerdo aquellas declaraciones a la televisión catalana: “Que se metan por el culo a esa Puta España a ver si les explota”. Todo un crack. Conseguiste que gran parte de los medios te relacionase con el terrorismo independentista y todas esas cosas. Pero precisamente tú te referías a ellos, que son los que componen “esa Puta España”, la rancia, la mentirosa, la envenenada por el odio al contrario, la que no acepta derrotas, la que ha mantenido el poder durante el 99% de la historia, la acomplejada por su propio comportamiento, la que no vive por no gastar ni folla por no pecar, la que manipula y la que, en definitiva, tiene el poder. Pepe, hermano, diste en el clavo, como lo hiciste siendo el último choriso, el último ladronzuelo con gracia y arte del país. Descansa en Paz, hermano.

2 comentarios:
gravatar
Angel Muñoz dijo...
lunes, marzo 02, 2009 5:57:00 p. m.  

Vaya situación más surrealista que viviste con el tipo este. Está claro que marionetas con el cerebro lavado o simplemente sin cerebro las hay en todas partes tanto en los suburbios como en los barrios de alta alcurnia. Están tanto en los bares y conciertos donde frecuentan tipos como el que decribes donde no tienen cabida las personas sin una estética agresiva como en las discotecas donde solo entras si tu ropa lleva animalillos como el cocodrilo.

gravatar
Patino dijo...
jueves, marzo 05, 2009 12:05:00 p. m.  

Sí que es cierto lo que dice Ángel. Que de todo hay, en la viña del Señor o dando un paseo por las calles, como queramos. Y conjuntos surrealistas y sin significado, plenos de tópicos que no saben farfullir más que como los han escuchado, también. Curiosa anécdota, sin duda.

Publicar un comentario

Tr3s Son Multitud. La serie por capítulos