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13 de febrero de 1836. Una noche fría en la ciudad de Madrid. Dolores Armijo se dirige al número tres de la calle Santa Clara. Allí se encuentra con un joven con apariencia de dandi. Viste una levita de paño azul con cuello negro y una camisa de hilo de Filipinas.

Al ver a su amada el joven sonríe, pero pronto su sonrisa se torna en desesperación cuando ésta le reclama unas cartas comprometedoras, lo que significa su ruptura definitiva.

Una vez solo se dirige al espejo, contempla durante un instante su rostro y se dispara un tiro en la cabeza. El 24 de marzo de 2009 se cumplieron 200 años del nacimiento de una de las mentes más lúcidas que han existido en España, Mariano José de Larra.

Larra pese a su corta vida, no llego a cumplir la treintena, fue uno de los escritores más prolíferos de su tiempo, se convirtió en representante del romanticismo en España y su labor periodística estuvo encaminadas a que los españoles hicieran una reflexión colectiva sobre si mismos. Denunció la situación de una España atrasada, rancia y de antiguas costumbres, en la que el tiempo parecía haberse detenido y el progreso era tan solo un desconocido. Una España agraria de hambre y miseria, de guerras y bandoleros.

Vida y personalidad

Mariano José de Larra nació en Madrid el 24 de marzo de 1809, en el seno de una familia acomodada. Su padre fue Don Mariano de Larra y Langelot, médico afrancesado que ejerció como tal para José Bonaparte. Debido a este motivo Larra tuvo que viajar a Francia con tan solo cuatro años.

Pronto volvió a España, gracias a la amnistía de Fernando VII, donde comenzó sus estudios universitarios, primero en Madrid y luego en Valladolid. En un principio estudió la carrera de medicina que abandonó por las leyes. No terminó ninguna de las dos porque su principal vocación fue desde siempre la política y el periodismo.

Con la muerte de Fernando VII se abrió un tiempo de mayor libertad de imprenta lo que permitió a escritores y periodistas publicar artículos de carácter político. Larra solo contemplaba una camino para erradicar los males enquistados que sufría España: modernizarse, europeizarse, y ante todo, culturizarse. Fue pionero en la reivindicación de la educación como asignatura pendiente de la sociedad, lo que fue reconocido por los integrantes de la Generación del 98. Batalló con sus escritos contra una sociedad corrupta y deshecha, con el fin de cambiarla, y acabó desertando.

Según un amigo de Larra, el escritor Mariano Roca de Togores " Cada uno de esos artículos que el público lee con carcajadas eran otros tantos gemidos de desesperación que lanzaba a una sociedad corrompida y estúpida que no sabía comprenderle".

La personalidad del polifacético autor se caracteriza principalmente por el escepticismo y el inconformismo, era introvertido y enamoradizo, Larra era sentimental, apasionado y muy expresivo. Tenía unos cambios de humor que le convertían en una persona bipolar, capaz de pasar de la alegría y la euforia a la tristeza y la melancolía en tan solo un instante.

Trayectoria Periodística

Larra participó en las principales publicaciones periodísticas de su época. En el siglo XIX se desarrollaron los diarios en España y alcanzaron gran importancia política y social, empezaron a convertirse desde las Cortes de Cádiz en portadores y difusores de las ideas políticas, a falta de un parlamento en el que estas ideas fueran discutidas.

El género predominante de la época fue sin duda el artículo de opinión, los periódicos más que de informar se encargaban de defender una tendencia política o a un partido político en concreto. Larra comenzó su labor periodística en El Duende Satírico del día, allá por 1828, se trataba de una publicación muy crítica con las costumbres de la época. Otra de las publicaciones satíricas en las que escribió Larra fue en El Pobrecito Hablador. También destaca su faceta como crítico teatral en la Revista Española y tras pasar por otras publicaciones como El observador y la Revista Mensajero alcanzó su mayor popularidad en el periódico El Español ,en 1836.

Entre sus artículos mas importantes destacan "El casarse pronto y mal", El castellano viejo"o "Vuelva usted mañana", entre otros muchos. Todos ellos esconden una aguda ironía y una ácida crítica a las malas costumbres de la sociedad española.

Menos conocida es su obra literaria, la que le convirtió en un representante del romanticismo. Destacan obras como " Macías": Drama histórico que muestra el amor contrariado por el destino, que lleva a la muerte o " El doncel de don Enrique el Doliente": Novela histórica ambientada en la Edad Media, según la costumbre romántica. También escribió numerosas obras poéticas.

Desengaños amorosos

En 1825 Larra tuvo su primer contacto con el amor, conoció a una mujer de mayor edad a la cual idealizó y tomó como perfecto modelo de dama, su idolatría hacia esta mujer duró hasta que descubrió que era la amante de su padre.

A los veinte años de Edad se casó con Pepita Wetoret y Velasco, este matrimonio fue un fracaso y se rompió cinco años después, tiempo en que Larra tuvo tres hijos. Su labor como crítico teatral le ayudo a conocer mujeres del mundo de las artes escénicas como la actriz y cantante Grissi. Pero sin duda la mujer que le causó mayor impacto fue Dolores Armijo, mujer casada de gran belleza. Ambos mantuvieron una relación sentimental y la ruptura de ésta fue uno de los detonantes del suicidio de Larra.

Su muerte

Decepcionado por el truncamiento de su carrera política ( Larra consiguió ser diputado por Ávila pero un pronunciamiento militar le impidió ejercer el cargo), el cansancio y desesperación por la situación del país y el rechazo de Dolores Armijo, su gran amada, fueron los detonantes de que Larra decidiera quitarse la vida. El suicidio, como para muchos otros románticos, fue la solución elegida por el poeta para acabar con una vida vacía, con un mundo en el que no podía ser feliz.

El mañana dejó de existir para Larra aquel día frío de febrero. Tal fue la conmoción que causó la noticia de su muerte entre sus coetáneos, amigos y rivales políticos que incluso la Iglesia, ante la insistencia de la corriente liberal, autorizó el entierro de un suicida en suelo sagrado.

Su entierro fue multitudinario ya que era una persona de gran fama a nivel nacional, en pleno sepelio un joven José Zorrilla le dedicó unos versos que conmocionaron a los allí congregados: " Miro en el tiempo el porvenir vació, vació ya de sueños y de gloria". Destacan también los versos que escribió poco antes de suicidarse en los que presagiaba su final:

"Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos. ¡Santo Cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro"

La pluma del genio se secó para siempre, pero su legado y su espíritu inquieto hicieron que a día de hoy siga siendo un referente y un modelo para todos.

1 comentarios:
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Pedro Ojeda Escudero dijo...
jueves, marzo 26, 2009 8:13:00 p. m.  

Larra era un hombre depresivo, un joven con unas grandes capacidades, un gran escritor: pero la vida le resultó insufrible.
Oportuna reseña ésta.

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