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Matar a Hitler.

Para los que formaron parte en las sucesivas conspiraciones que intentaron matar a Adolf Hitler, como la operación valiria, acabar con su vida era una cuestión de honor. Los que participaron en tan difícil empresa no eran miembros del Partido Nazi, ni eran partidarios de sus ideas. Se trataba de militares que pertenecían al Ejército alemán, formaban parte de la Wehrmacht, organización que había conseguido escapar al control de la GESTAPO.



Los conjurados figuraban entre la alta aristocracia germana, conservaban cierta ética caballeresca de la guerra y no tenían un concepto positivo de los dirigentes nazis. Mientras la guerra marchaba bien para Alemania la opinión pública estuvo fervientemente favorable a la consecución de la victoria y por lo tanto Hitler contaba con un apoyo político y social total. La conspiración se hacía entonces prácticamente imposible.

Inicio de la conspiración y miembros que la componen.

Todo cambió a partir de 1941 cuando la correlación de fuerzas favorable al eje cambió. Alemania invade la Unión Soviética y EE.UU entra en la guerra tras el ataque japonés a Pearl Harbor. Estos dos acontecimientos hicieron que los conjurados s
e dieran cuenta de la catástrofe que podía ser para Alemania continuar con la guerra y deciden que es el momento oportuno para acabar con Hitler y firmar la paz.

Roland von Hoesslin reflejó con esta opinión el pensamiento de los disidentes: "Este cerdo ( Hitler) ha deshonrado nuestra profesión, porque nos ha dado la orden de atacar inocentes, porque ha reducido a sus oficiales en simples mario
netas". En este marco se crearon distintas tramas contra Hitler.

La más importante es la que va a estar dirigida por el coronel Henning vong Trescow que decide entrar a la acción debido al miedo que le producía la derrota alemana en la contienda. Por lo tanto Trescow se convierte en aglutinante de oficiales descontentos con la política del Führer. Entre los conspiradores que formaron parte de la misma destacan Fabian Von Schlabrendorff y futuros aspirante a llevar a cabo el magnicidio como Rudolf -Christoph von Gersdoff, Eberhard von Breitenbuch y Claus von Stauffenberg.

No obstante los conjurados intentaron que se suma
sen a su causa varios generales , pero éstos formados bajo la férrea disciplina prusiana, eran incapaces de injerir en los aspectos políticos y traicionar al Führer, al que habían jurado obediencia. Los planes de los disidentes de acabar con Hitler y conseguir una paz ventajosa para Alemania, eran cada vez más difíciles, debido a la situación del Reich en la guerra.

Primeras intentonas de acabar con Hitler.

Atentar contra el máximo mandatario nazi era una tarea casi imposible debido a las importantes medidas de seguridad que le rodeaban, viajaba ac
ompañado de numerosos guardaespaldas. Los conjurados no podían recurrir al envenenamiento debido al control que existía en torno a todo lo que Hitler consumía. Eran también difícil dispararle puesto que todo el que era convocado en su presencia debía acudir desarmado La rumorología afirmaba que llevaba siempre un chaleco antibalas y una gorra blindada de acero.

El primer intento se produjo el 4 de agosto de 1941 en una visita de Hitler a la agrupación de Trescow, éste y Schlabrendorff idearon un plan para secuestrarle pero no pudieron llevarlo a cabo por las fuertes medidas de seguridad.

Casi dos años después, el día 17 de febrero de 194
3, Hubert Lanz, que no era miembro del entorno de Trescow idea un nuevo plan para acabar con el dictador, durante su visita a Poltava, en Ucrania oriental. Hitler cambió su destino de visita y no acudió a la encerrona.

En marzo de ese mismo año Trescow idea otro plan para acabar con el dictador. La idea era hacer llegar al Führer un paquete con explosivos camuflados entre unas botellas de licor, logró convencer a un miembro de la comitiva para que lo llevase en su avioneta como presente para un coronel que viajaba junto a Hitler. Finalmente el detonador de los explosivos falló por lo que Trescow tuvo que acudir a recuperar el paquete que por suerte para este le fue devuelto sin abrir, por lo que evitó que lo descubrieran.


Una nueva intentona se dio el día 21 del mismo mes de marzo. El plan era que Rudolf Gersdorff acudiese a un acto oficial en Berlín al que Hitler iba a asistir. Gersdorff debía portar unos explosivos camuflados en su ropa. Estos explosivos tardarían diez minutos en detonarse. Cuando los accionó como debían pasar esos diez minutos a Hitler le dio tiempo a marcharse, sin enterarse nadie de lo que podría haber pasado si su intervención se hubiera alargado más, Gersdorff tuvo que correr a un baño para deshacerse de los explosivos.

La operación Valkiria.

La operación valkiria era un plan mucho más estructurado y planificado que iba más allá de conseguir la muerte de Hitler. Los conjurados disponían de un sustituto para la jefatura de gobierno, el general Ludwig Beck. El plan era constituir un gobierno militar provisional que diese paso con el tiempo a un gobierno civil que debía estar sustentado bajo una paz con los países aliados. Por lo tanto buscaban una paz beneficiosa para Alemania, pero la situación en el frente hacía esto último cada vez más difícil. Además los conjurados temían ser descubiertos por las SS por lo que la operación Valkiria no podía esperar.

En junio de 1944 se produjo el desembarco de Normandía y la posibilidad de negociar un acuerdo de paz se difuminó, sin embargo, Trescow y los demás no cesaron en su empeños y llevaron a cabo el plan.

El protagonismo de llevar a cabo la operación recayó sobre Stauffenberg. Era un aristócrata con una brillante carrera militar, disponía de un currículo militar intachable. En un principio apoyó el ascenso del nazismo pero con el tiempo fue adquiriendo una posición crítica hacia el mismo. Fueron los crímenes de las SS lo que le hicieron unirse al complot en 1942.



Su primer intentó de acabar con la cúpula nazi se produjo el 11 de julio del 1944. Iba a hacer detonar una carga de explosivos en una reunión de altos cargos en Berchtesgaden, finalmente desistió al comprobar que faltaba el jefe de las SS, Heinrich Himmler. El día 15 volvió a intentar el magnicidio pero nuevamente fracasó por motivos que se desconocen.

A los miembros del complot se les estaba acabando el tiempo , las SS empezaron a detener a miembros de la red conspiradora en Berlin. Finalmente a Stauffenberg se le presenta una nueva ocasión el día 20 en Rastenburg. Al llegar allí asiste a una reunión de altos cargos presidida por Hitler, llevaba consigo un cartera cargada con explosivos camuflados. Nada más entrar dejó esta cartera cerca del Führer y abandonó la sala con el pretexto de una llamada telefónica ( cosa previamente acordada y nada inusual en este tipo de reuniones). La explosión se produjo y Stauffenberg partió a Berlín para iniciar el golpe de Estado siguiendo el plan de la "Operación Valkiria".

El plan falló, aunque la explosión alcanzó a Hitler esta no acabó con él. La escena de la habitación era tremenda, en el suelo había cuerpos desmembrados, encharcados en sangre y reinaba la confusión. Hitler increíblemente, solo presentaba rasguños, tenía quemaduras en la pierna derecha, cortes en la frente y le extrajeron más de cien astillas de madera de la pierna, no presentaba ninguna herida grave. Tras sobrevivir Hitler dijo ¡Soy invulnerable, soy inmortal!

Tras el fallido atentado de muerte los responsables de la operación Valkiria fueron apresados y ajusticiados. Stauffenberg fue fusilado junto a otros responsables de la conspiración. Además las familias de los conjurados fueron también castigadas, enviadas a campos de concentración.

2 comentarios:
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Patino dijo...
miércoles, marzo 04, 2009 11:26:00 p. m.  

Valkiria. Una operación muy bien llevada al cine -en mi opinión- en la película que aún se puede disfrutar en las salas. Muy fiel a la realidad, sobre todo.

Una auténtica pena que no saliese todo como estaba planeado. La entrada soviética en territorio alemán no se habría producido -no al menos de la manera que se hizo-, Berlín, Dresde, Colonia y tantas otras ciudades no habrían sido destruidas, y la 'Solución Final' se hubiese detenido mucho antes, evitando la muerte de muchos inocentes. Pero eso, por mucho que nos pese, sólo es historia virtual.

Y una historia de unos hombres muy valientes. A Stauffenberg se le ha empezado a conocer a raíz de esta película -que no es, ni mucho menos, la primera sobre el tema-, pero es, ciertamente, un personaje cuya biografía no deja indiferente, ciertamente.

Buen trabajo, Ángel.

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Miguel Ángel Rodríguez dijo...
jueves, marzo 05, 2009 6:45:00 p. m.  

He de decir que la escena está bastante bien recreada en El Hundimiento, pero yo no estoy tan seguro de que todo hubiese cambiado radicalmente.
Es cierto que hay que tenerlos bien puestos para decidir e intentar llevar a cabo semejante plan, pero, al fin y al cabo, eran aristócratas, posiblemente partidarios de una autocracia gobernada por la oligarquía alemana, como ocurrió en España en tiempos de Bahamonde. Sin embargo, es evidente que, si te dan a elegir, mejor Franco que Hitler, aunque hijos de la gran puta fuesen los dos.

En todo caso, esto de las conspiraciones es algo que se les ha dado bien a las dictaduras para que luego nosotros indaguemos en los entresijos más negros. Stalin, el cabrón, purgó a medio Partido Comunista de la Unión Soviética, Franco era tan desconfiado que hasta pensaba que los judíos masones eran los propios mayordomos y Hitler, pues lo que tu nos cuentas Ángel, como dice Patino, una pena que no hayan acabado con él.

Gran post, Bismarck.

Salud!

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