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Lo que no se debe contar a la gente. Por si acaso…

Me decía Ángel Muñoz, redactor de este blog, con buen criterio, que Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida y dirigente del PCE, había venido a Valladolid a predicar en el desierto. Qué razón tiene. Dos fotógrafos, seguramente de alguna agencia de noticias, y El Mundo de Castilla y León se hicieron el mayor eco de la noticia. Ninguna cámara de televisión acudió a recoger los totales para incluirlos en el informativo –me refiero al contenido, no al continente-, ni siquiera la nueva Televisión Castilla y León se pasó a dar una vuelta, seguramente ocupada en preparar su primera gran entrevista a Juan Vicente Herrera.

Cayo Lara dijo algo muy claro: existe una distorsión de la realidad en los medios. Lejos de lo que se insiste desde los grandes defensores de la ‘entrañable’ libertad de prensa, la pluralidad mediática es un mito. Todo es lo mismo.

Un ejemplo, por citar alguno, es la gran cobertura que tienen aquellos que fomentan más neoliberalismo a esta crisis creada por el actual sistema económico. Fernando Fernández, rector de la Universidad Nebrija y comentarista de la Cadena Ser y Telemadrid, se regodea pidiendo más valor político para que se abarate el despido –eso que llaman flexibilidad laboral- y la bajada en el gravamen del Impuesto de Sociedades de las grandes empresas (todavía quieren favorecerlas más de lo que ya hace ZP). Todos asienten: el PPSOE, uno grande y libre. Firmes defensores del fracaso, de los bancos, de la patronal, todavía hay muchos que se tragan eso de “la defensa del trabajador”. (Muchos socialistas de toda la vida aún creen que Zapatero y su cúpula son socialistas y obreros, pero en realidad son capitalistas y pro banqueros. No tengan ninguna duda. El PP, ustedes y yo sabemos quienes son porque, en realidad, son bastante más honestos y no se visten de lo que no son).

Sin embargo y volviendo a aquellas tertulias, ahí no había nadie que defendiese el empleo de derecho, que se opusiese a la precariedad pretendida y real, que mediase por, al menos, recuperar el impuesto que pagaban las grandes empresas hace varios años –también insuficiente-, las medidas de un gobierno fuerte que atase de pies y manos al empresario que no obtiene pérdidas, sino reducción de beneficios. Nadie decía que eran las PYMES las necesarias del dinero y no los bancos, nadie argumentaba que esos ladrones de las bolsas de basura repletas de dinero deberían pasar en la cárcel mínimo 20 años. Todo estaba vendido, absolutamente nadie pedía la nacionalización de la banca, ni de los sectores estratégicos de la energía, ni el refuerzo de indemnizaciones por despido, ni un empleo público fuerte, nada. No me digan que no hay nadie que defienda aquello.

Sin embargo, sí lo hacía Cayo Lara en Valladolid, en Málaga, en Madrid, en Valencia…predicando en el desierto. Sin contar nada para nadie, sin que un mísero medio plural lo escuche, porque, como decía él, ellos tienen una alternativa distinta a lo que se aplica hoy, pretenden unas medidas de ayuda al trabajador, que, hasta el momento, creo que es clase mayoritaria en la sociedad española. Pero no. Aquí quien tiene voz y voto es el adinerado, el empresario, el periodista vendido al mejor postor, hijos de los que dicen que en el centro se está bien –porque trago de todos los lados- pero que realmente están a la derecha de Gengis Kahn, como decía Fede, y aquellos “izquierdistas” íntimos de la banca.

Por eso, Cayo Lara predicaba en el desierto. Porque los afines ya conocen lo que hay, son muchos años de lucha por un mundo más justo. Parece ser que no interesa.

Lara llama a la movilización social frente a la idiotización existente en los sindicatos, sí. Pero también al préstamo sin intereses a las pequeñas empresas, la creación de empleo público sobre todo en el Poder Judicial, la financiación autonómica para que las Comunidades presten dinero a los trabajadores y pequeños empresarios, la regulación del sector agrario y ganadero para fijar un precio mínimo en los productos para no engordar diferencias tipo burbuja inmobiliaria a favor de las grandes cadenas de supermercados y, al hilo de esto, sacar adelante las más de un millón de casas vacías a precio real en un país donde aumentan los desahucios y la indigencia. Por supuesto, vigilar exhaustivamente a aquellos mequetrefes que se llevan las perras a lo Mario Conde a los paraísos fiscales, “ladrones de guante blanco” como dice Cayo, criminales en toda regla que, en vez de pedir responsabilidades penales, se les da una palmadita en la espalda y se les llena la saca para que se saneen, como ha hecho Zapatero –él lo llama comprar activos tóxicos, es decir, pongo la excusa de que te compro un balón picado pero te pago 5.000 millones de euros-. Es un avance en el denominado Socialismo del siglo XXI, esta vez en España y con 6 puntos del PIB, 61.000 millones de euros con pequeños riesgos para crear casi dos millones de empleos. ¿Son ideas descabelladas a corto plazo? ¿Es ilegítimo apoyar al trabajador? ¿Es malo que la izquierda proponga ante el estrepitoso fracaso del sistema global capitalista? Ante esto, saquen las mordazas y aislémoslos, no sea que la cosa les vaya bien.

Para ti, en pocas líneas: Cayo Lara

A pesar de que la cosa está chunga, no te acojones. Más de 2.000 actos programados, tan heroico como cuando te ibas en motocicleta a hacer campaña por Castilla-La Mancha. Es la mala suerte de las personas trabajadoras: no se las ve, no se las oye, no se las siente y si se puede, se las riñe, para que no sobresalgan demasiado. Sin embargo, las piernas en el sofá de Rajoy, Pepiño o la Pajín protagonizando telenovelas salen más en la tele que tu propuesta política firme. Es la suerte de aquellos bagazos que hacen que están pero que realmente no hacen nada, que los ves ahí, quejándose de la ‘explotación’ que sufren –en realidad son los más pelotas- y, un gran grupo de gente, se acerca a decirle: ea, ea. Sin embargo los que luchan, los que cumplen con eficacia y reivindican sus derechos son los llorones que no caen en gracia, que no merecen la pena, como quieren hacer contigo y tu partido. Pero tranquilo, entre tú y yo sabemos que todo es mentira. Y que se pilla antes a un Pepiño que a un cojo.

1 comentarios:
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Angel Muñoz dijo...
lunes, marzo 23, 2009 5:20:00 p. m.  

Me parece realmente frustrante que ideologías, como la que defiende Cayo Lara y tu secundas en algunos aspectos, ni siquiera se escuchen o se tengan en cuenta para debate. Este sistema de hipocresía crónica en el que vivimos no parece que se vaya a derrumbar nunca y menos mientras los dos grandes partidos, las empresas y los medios de comunicación sean todo uno, es decir piensen y hablen exactamente igual.
En lo que nos afecta a nosotros, supuestos futuros periodistas, me da la sensación de que muchos quieren ser estrellitas mediáticas y que el ideal de control y crítica de los gobernantes es más el ideal del peloteo. La explotación no es justificable por una vocación.
Estoy de acuerdo contigo en que muchas veces la crónica política parece más una telenovela rosa que otra cosa, el titular es el insulto del día y no la propuesta que pueda solucionar la crisis.

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