feedburner

Recibe las actualizaciones de DIARIO DE PERIODISMO

La Máquina del Tiempo

Etiquetas:

El Stanbrook

El Stanbrook fue un buque carbonero inglés, de 1383 toneladas, de dimensiones 230,1 × 34 pies (70,1 × 10,4 m) y una velocidad máxima de 12 nudos.



Estas característica no lo hacen diferente de otros barcos de este tipo, lo que le hace diferente es que se convirtió en protagonista de la historia hace 70 años.

El 28 de marzo de 1939, el Stanbrook, último barco de la zona republicana zarpaba desde el puerto de Alicante. Lleno hasta la bandera y con 2638 pasajeros a bordo, la nave puso rumbo al puerto de Orán. Gracias al capitán del barco, el inglés Dickson casi 3000 exiliados españoles pudieron salvarse de la represión franquista.

El puerto de Alicante fue por esos días un hervidero de gente desesperada y desesperanzada por la inminente caída de la República. Allí se reunieron entre 15.000 y 20.000 personas, hombres, mujeres, ancianos y niños con maletas en las que guardar sus últimas pertenencias antes de que la vorágine franquista y revanchista se hiciera con ellas. Entre esta multitud se encontraban desde campesinos, maestros, cargos públicos hasta militares en derrota, es decir representantes de todo el espectro republicano español.

A toda esta gente Franco les había hecho creer que permitiría la salida de exiliados, pero en realidad había convertido el puerto de Alicante en una auténtica ratonera, en una cruel trampa. El Puerto de Alicante estaba bloqueado por la Armada Franquista, submarinos de Musssolini y la aviación nazi, lo que hacía imposible el acceso de navieros internacionales. Algunos de estos navieros habían contratado los viajes con el gobierno de la República pero el bloqueo impidió que se llevaran a cabo.

Fue el Stanbrook, un viejo cabornero inglés, gobernado por un hombre valiente, el capitán Dickson, el único que se atrevió a burlar a todo este contingente. Dickson se apiadó de estas personas.

Dickson logró zarpar con cerca de 3000 personas a bordo, el buque excedía de su capacidad, lo que le obligó a navegar escorado y por debajo de la línea de flotación, en medio de bombardeos.

La travesía culminó cuando el buque consiguió llegar a Orán, en la costa mediterránea de Argelia, en un primer momento las autoridades del lugar no permitieron al buque tomar puerto. Posteriormente tras las amenazas de Dickson que dijo, que si no le dejaban atracarlo estallaría el barco contra los muelles, finalmente consiguió tomar tierra.

Una vez desembarcaron los cerca de 3000 pasajeros acabaron en campos de Concentración de Argelia, pero tras la II Guerra Mundial la mayoría de ellos sobrevivieron y consiguieron su libertad.

La suerte del Stanbrook fue finalmente trágica. Solo unos meses después de su heroico viaje fue hundido por el torpedo de un submarino alemán. En el Hundimiento murió el capitán Dickson y en los campos de concentración donde se encontraban los exilados españoles se guardó un minuto de silencio.

Alicante fue el último territorio español donde ondeó la bandera tricolor. Allí muchos alicantinos socorrieron a los que tuvieron que quedarse en España, en esa nueva España franquista, nacida a partir de la muerte y la destrucción, de la imposición y de la intolerancia. La España que había vivido el genocidio entre hermanos.

A juicio del madrileño Rafael Torres, autor del libro Los náufragos del Stanbrook , "Tan náufragos son los que se van, porque el exilio es una suerte de muerte, como los que se quedan en la España de la victoria, que no les reconoce como sus hijos".

Otros libros sobre el tema:

- Antonio marco de botella. La Odisea del Stanbrook

- Francisco Escudero Galante. El pasajero 2058


2 comentarios:
gravatar
Miguel Ángel Rodríguez dijo...
jueves, marzo 19, 2009 6:15:00 p. m.  

Algo había leído sobre este barco -cuyo nombre no voy a poner porque no sé como se escribe y no es cuestión de copiar y pegar- pero la verdad cuando lo vi a primera vista no recordaba que se trataba de un episodio de la Guerra Civil.
Ya se sabe que los héroes, que sí existen y son de carne y hueso, no se retiran a una casa en el campo con cuantro cochinos y media hectárea de huerta, no: siempre caen en combate. En este caso el capitán Dickson y el propio barco, inanimado,material, eran unos héroes. Como aquellos que se quedaron en el maquis, o esos guerrilleros republicanos que se llegaron a poner de vanguardia en los últimos coletazos de la Guerra Civil.
Para eso Franco, que no murió porque estaba demasiado ocupado mandando requisar terrenos y pegándose buenas cenas. Y aquella gente noble, que salía de una Guerra fraticida, víctimas en toda regla, se elevaron al cuadrado cuando los nazis les recondenaron en Francia.
Sé que nos podríamos pasar un buen rato hablando de la Guerra Civil, pero tampoco es plan.
Me ha gustado bastante la historia, no la falta detalle.

Un saludo!

gravatar
Antonio dijo...
viernes, marzo 20, 2009 11:36:00 p. m.  

Una grata sorpresa esta entrada, por lo que me interesa el tema y lo cercano que me queda en términos geográficos. Efectivamente, quienes tuvieron la suerte de embarcar en el Stanbrook fueron los únicos que pudieron escapar de la ratonera en la que se convirtió el puerto de Alicante en los últimos días de la Guerra Civil. El resto, miles de personas, fueron directamente fusilados, encarcelados o trasladados al improvisado campo de concentración de "Los Almendros", que no era más que un árido descampado a las afueras de la ciudad donde a duras penas crecían unos cuantos almendros.

Desde hace varios años, la Comisión por la Memoria Histórica de Alicante trata de erigir un monumento en ese lugar, que honre a las miles de personas que tuvieron la desdicha de pasar por allí, una mínima parte de las cuales aún viven. Pero ha topado en todo momento con la férrea oposición del Ayuntamiento de la ciudad. A principios de 2008 realizaron un acto simbólico de colocación de un cartel y plantación de un almendro, pero a los pocos días el árbol fue arrancado y el rótulo pintarrajeado con símbolos fascistas. El almendro se restituyó varias veces, con el mismo idéntico resultado.

El "Memorial de los Almendros" sigue esperando, y Alicante sigue siendo no sólo una ciudad desmemoriada, sino que además tiene como vecinos a muchos descerebrados, caso por ejemplo de quienes se dedicaron a pintarrajear el sencillo cartel y arrancar ese almendro que había sido plantado un domingo de enero, en plena época de floración temprana.

He aquí la noticia del acto, que no sé quién tuvo la suerte de cubrirlo:

http://www.diarioinformacion.com/secciones/noticia.jsp?pRef=2294_12_714259__ALICANTE-arbol-recuerda-castigados-Guerra-Civil-Alicante

Excelente artículo, insisto. Salud y República.

Publicar un comentario

Tr3s Son Multitud. La serie por capítulos