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La duda

Una impresión previa de una película como La duda nos hará pensar que se trata de una enésima denuncia de los “horrores” y abusos de la Iglesia Católica, o en cualquier caso que se trata de una historia anticuada ambientada en tiempos pasados y por lo tanto ya superados, pero esta sería una lectura superficial e injusta de un relato atemporal y universal, que no se circunscribe en exclusiva a los estrechos márgenes de la institución religiosa. La duda comienza como un conflicto entre la voluntad aperturista de un sacerdote (Philip Seymour Hoffman) y la resistencia de la estricta y disciplinada directora (Meryl Streep) del colegio en el cual se halla la parroquia. Son tiempos de cambio, sólo un año después de la muerte de John Fitzgerald Kennedy, y el párroco siente la necesidad de abandonar las antiguas técnicas basadas en el temor como camino a la rectitud y conceder a la Iglesia unos aires más amistosos y modernos. La monja que dirige el centro se niega de forma rotunda a cualquier cambio. Pero lo que en principio es el clásico debate entre los viejos y los nuevos tiempos, entre la obediencia ciega a la jerarquía establecida y el diálogo, pronto se convierte en un apasionante estudio de una de las cualidades más intrínsecas de la naturaleza humana: el prejuicio, y como este sentimiento desemboca en la sospecha de lo terrible y como al final lo que comenzaba siendo una duda se transforma en la certeza.

La duda es una película impecable, de ambiciones formales escasas, salvo esa efectista manía de su director de inclinar los planos para conferir artificialmente tensión cuando no es necesario, y es que todos los logros de esta cinta se hallan en sus diálogos, precisos, afilados, y en sus actores. No es casual que los cuatro intérpretes con cierto peso en la trama (Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis) hayan sido nominados al Oscar, acreditando el que es el mejor reparto del año. No hay nada que decir respecto a Meryl Streep, que aquí es capaz de infundir un terror atroz desde su primera aparición o de Philip Seymour Hoffman (sería injusto que este brillante actor, el mejor del momento, pasará a la historia por su imitación, que no interpretación, de Truman Capote en la cinta homónima, y no por sus actuaciones en La familia Savages, Antes que el diablo sepa que has muerto o La duda), que aquí exhibe un carisma que sirve de antítesis al carácter implacable del personaje de Streep. Pero, pese a todo, el mayor reconocimiento se lo merece Viola Davis, que si bien su intervención se limita a tan sólo cinco minutos, ésta sólo puede definirse como descomunal.

La duda no es una cinta dinámica, no hay apenas cambios de escenarios, evidenciando su origen teatral (toda la acción se centra en la Iglesia y el colegio), no tiene un final espectacular, más bien dejará frío a la mayoría debido a su ambigüedad (aunque, no obstante, es la más coherente de todas las conclusiones posibles), ni grandes giros de guión que dejen al espectador con la boca abierta. Lo que la hace única son sus batallas dialécticas. Casi todas las escenas están construidas como un enfrentamiento de gran altura intelectual (el progreso contra la tradición, la prueba racional contra la certeza personal, la inocencia contra la sospecha…) ejecutado por cuatro interpretes en estado de gracia. La duda nos hace reflexionar durante su visionado, y mucho después de éste, acerca de los peligros del cotilleo y la difamación (impagable el segundo sermón que el cura pronuncia en la Iglesia acerca de este tema) y sobre la naturaleza de la duda y de la certeza, y de cómo esta última no es otra cosa que una sensación subjetiva más, aunque se perciba como todo lo contrario.

Lo mejor: practicamente todo, desde los diálogos hasta los actores, en especial Viola Davis.
Lo peor: alguno momentos en los que el director quiere destacar más de lo debido, pero nada importante.



La película recomendada de la semana está protagonizada por Nicolas Cage, actor que no soporto salvo en contadas excepciones (Leaving Las Vegas, El señor de la guerra, y la película que hoy nos ocupa). Escrita por Charlie Kauffman, quizá el mejor guionista de la actualidad y una de las personas con la mente más libre y anarquica que se puedan conocer (eso quiere decir que está completamente loco y su público y los que disfrutamos con su cine lo agradecemos), en la recomendación de hoy Cage interpreta, en un ejercicio de vanidad de quien no oculta que cualquier guinista lo único que hace es escribir sobre si mismo, al propio Kauffman.

Adaptation (el ladrón de orquideas) (2002)

Charlie Kauffman es un guionista brillante respetado por profesionales y público, pero cuando acepta escribir la adaptación cinematográfica de la nóvela El ladrón de orquideas, escrita por una periodista del New Yorker (interpretada por Meryl Streep), toda su seguridad acaba desvaneciendose. Nunca antes había escrito una película basada en la obra de otro y él quiere ser respetuoso con el material original. La novela versa sobre la historia real de un hombre que dedica su vida a la busqueda de la orquidea fantasma, una modalidad muy especial de las más de 30000 especies de orquideas. ¿Cómo escribir una adaptación de una novela que no va sobre nada? ¿Cómo escribir sobre orquideas, sobre la fascinación por esta flor? Kauffman está harto de las grandes historias, de las películas que dan grandes lecciones sobre la vida. Él sólo quieres escribir sobre flores. ¿Pero cómo?

Lo que sigue es un descenso a los infiernos del proceso creativo (para el que esto escribe, es la película que mejor describe esto), acerca del desafío de un autor acostumbrada a autoretratarse y cuya arrogancia y autocomplacencia le impide tratar temas que le son ajenos, y también es un estudio de las pasiones, de la forma en como las personas se aficionan por algo para esculpir el mundo a un tamaño más manejable. Adaptation es una rareza, pero es la película más convencional que haya escrito Charlie Kauffman. Quienes quieran difrutar de su ingenio en estado puro que ven Olvídate de mí (su mejor película) y sobre todo la que es la cinta mas surrealista que he visto nunca, Como ser John Malkovich.

Os dejo una escena de la película:

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