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CHINCHETAS EN EL MAPA

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Hola,

Llamo a la puerta y pregunto si hay alguien ahí, por aquello de que mi relación con el resto de este microuniverso bloggero es virtual en un 99%. Por poco, pero aún es viernes, así que, una semana más, aquí vengo, dispuesto a clavar otra chincheta sobre el mapa. Esta vez no me moveré demasiado del lugar de la semana anterior; apenas me desplazaré 65 kilómetros hacia el oeste para llegar hasta otro lugar bien singular cuya visita dejó huella, y que es


BENAMAUREL
11 de septiembre de 2006



Foto: www.pueblos-espana.org/andalucia/granada/benamaurel/Vista+del+pueblo+desde+el+collao/


La villa de Benamaurel, situada en el Altiplano de Granada, a unos 120 kilómetros al noreste de esa ciudad, saltó hace unos pocos años a los medios de comunicación de ámbito nacional por un caso que no procede recordar aquí, pero que, hasta lo último que trascendió a la opinión pública, tuvo un final feliz. Antes de eso yo ya sabía de su existencia, pero en este caso no sólo por mi pasión por la geografía, sino porque sabía que en ese pueblo tenía yo uno de esos parientes lejanos de los que a veces oyes hablar pero que a veces ni siquiera llegas a conocer. Un primo de mi madre, hijo único y solterón, con el que ella misma tenía un contacto bastante esporádico.

En septiembre de 2006, aprovechamos uno de nuestros puntuales viajes al norte de Almería para acercarnos hasta Benamaurel a ver a este primo, después de que su madre hubiera fallecido este verano. Fue así como tuve oportunidad de conocer un pueblo en el que no había estado hasta entonces, pese a quedar relativamente cerca de la tierra de mis orígenes y tener incluso familia allí y todo. Cómo me iba a negar a hacer de chófer, si de paso podía hacer algo de turismo.

La comarca donde se asienta Benamaurel hace honor a su nombre, ya que es una amplia paramera de unos 900 metros de altitud media. Salvo las inmediaciones de los cauces fluviales, es un terreno estepario, muy árido. Los desniveles son poco importantes, pero por qué será que todos los pueblos están construidos en lo alto de los cerros. Cuestión defensiva en otras épocas históricas, ésa es la respuesta. Pero eso no es todo: si hay algo característico del Altiplano granadino es la abundancia del hábitat troglodítico, incluso hoy en día. En todos los pueblos de la zona hay un gran número de casas-cueva mantenidas hasta nuestros días, muchas de las cuales siguen utilizándose como primera vivienda.

Por más que conociera ese detalle de antemano, no dejó de sorprenderme al entrar en Benamaurel. Las casas aparecían como desparramadas por el cerro y, salvo una parte algo más urbana en la zona baja, el resto del pueblo estaba conformado por calles empinadísimas, en las que las casas propiamente dichas se alternaban con solares, en muchos de los cuales se adivinaba la existencia de alguna cueva. El municipio tiene empadronadas unas 2.400 personas, pero su fisonomía hace que aparenten ser muchas menos, si bien también hay que tener en cuenta que tiene varios núcleos aparte de la propia villa, conformados asimismo en su mayoría por cuevas.

El primo solterón vivía en la parte más alta del pueblo, detrás de la iglesia (con elementos mudéjares y aspecto de fortificación, coronando la villa), así que metí primera y pisé a fondo para subir aquellas cuestas, con miedo a dejarme los retrovisores en la fachada de algún callejón. Pero el primo no se encontraba en casa; mi madre quería darle una sorpresa y se la había llevado ella. No obstante, unos vecinos a los que preguntamos nos indicaron que había tres lugares posibles donde localizarlo: su finca campestre, el supermercado o el bar. Así que, ya que estábamos, fuimos en su busca.

El supermercado era lo que pillaba más cerca, así que, con cuidadito, enfila la cuesta abajo, vigilando de no cascar el freno de tanto pisarlo... y hasta el más ateo rezando para que no fallen, porque si no el piñazo es de órdago. El primo no estaba en la tienda; ya había hecho la compra por la mañana. "Pero seguro que estará en la finca, o en el bar... Bajen toda la cuesta hasta el final, hasta la carretera, y giren a la izquierda". Sí, sí, ya, que bajemos todo lo que hemos subido... Venga, pues, sigamos para abajo.

Y casi al final de la cuesta que mi madre exclama: "Mi primo". No era el de Zumosol, pero sí el familiar que buscábamos, así que a ver si puedes dar media vuelta y... y tres pepinos en vinagre. Cualquiera da la vuelta en una calle donde apenas pueden cruzarse dos coches, con un 15% de desnivel. Así que termina de llegar hasta la carretera, mira a ver dónde puedes cambiar de sentido y vuelve a subir. Con todo esto, no nos resultó extraño que, cuando al fin volvimos a llegar frente a la casa del primo, él ya estaba allí esperando, sonriente.

No había sido una casualidad que nos lo cruzáramos en la cuesta. Los de la tienda habían llamado al bar, preguntando por él, para decirle que lo andaba buscando una mujer que decía ser prima suya. He dicho que Benamaurel tiene 2.400 habitantes, con lo cual, se comprenderá fácilmente la velocidad a la que se propagan las noticias de Radio Macuto. En cuestión de dos minutos, todo el pueblo sabía que unos forasteros andaban siguiendo la pista de uno de sus convecinos, que, para más inri, es conocido en la localidad por su coincidencia de hijo único, solterón y bastante entrado ya en años.

El primo peinaba ya 71 años aquel septiembre de 2006. Llevaba camino de repetir la longevidad de su madre, que había llegado a ser nonagenaria. Pero sobre él se cernía la sombra de la soledad. Pensé que yo mismo podía llevar su mismo camino. Quizá su imagen pudiera ser la mía propia, 44 años después. Sentí un cierto desasosiego. Y más cuando el primo me pregunta cómo ando de novias. Pues a dos velas, qué te voy a decir. "Ah, ¿sí? ¿Y no has visto qué vecina más guapa que tengo?". ¡Toma ya! Está claro que el primo tenía una especie de sexto sentido, que le hacía ver no muertos, sino solterones en potencia.

La vecina en cuestión era una chica de apenas 20 años, que nos había abierto la puerta cuando habíamos preguntado por él al no encontrarlo en su casa. Una chica muy mona, ciertamente, de aspecto un tanto inocentón. Guapa, desde luego, pero eso no era suficiente como para que al instante deseara intimar más con ella, ni tampoco para dar pie a cuestiones más groseras como reventar la bragueta a causa de una erección espontánea. No. Nada de eso. Pero el primo, erre que erre, seguía repitiéndome lo guapa y lo buena chica que era su vecina, al tiempo que me instaba a echarme novia, "que si no vas a acabar como yooooo"...

Se empeñó en anotarse mi número de móvil, quién sabe si con la intención de hacer de alcahuete y dárselo a su vecina. Sospechas un tanto fundadas de esto tengo, por una llamada que recibí una vez que luego comprobé que había sido efectuada desde su casa. Pero no puedo negar que sus intenciones eran muy buenas y nobles. Seguramente pensaba que con un solterón en la familia ya era suficiente. Su soledad es de las que no se escogen, sino de las que las generadas por las circunstancias de la vida, y no quería que le pasara lo mismo conmigo.

Me faltaban 44 años para estar en su situación... Ahora, poco más de 42. Está claro que necesito unas gafas nuevas, a ver si me engrandecen el porte.

Saludos y hasta la próxima.

30 de enero de 2009

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