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TORTURAS EN LA EDAD MEDIA: 2ª PARTE

LA DONCELLA DE HIERRO:

Uno de los artilugios más sofisticados en el campo de la tortura y el castigo era la doncella de hierro. Se trata de unos ataúdes o sarcófagos de hiero o madera en los que se introducía a la víctima. Por fuera eran auténticas obras de arte, estaban adornados con relieves, grabados y distintos motivos decorativos, como figuras geométricas etc. Pero por dentro eran unas sofisticadas máquinas de matar En su interior escondían una seria de pinchos o clavos afilados que se clavaban en el torturado a medida que se cerraba la puerta, hasta causarle la muerte. Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos lenta. Si se quería una muerte rápida los clavos se situaban a la altura del corazón y otros órganos vitales si por el contrario se prefería mayor sufrimiento se colocaban repartidos por otras partes del cuerpo para causar un desangrado lento.

EL APLASTACABEZAS:

Este instrumento estaba destinado a comprimir y romper los huesos del cráneo en lo que solía ser una muerte rápida. El funcionamiento era muy simple, se colocaba en la cabeza a modo de casco, fijado por la barbilla donde se colocaba una barra inferior. Una vez fijada la cabeza se giraba el tornillo superior para ejercer presión sobre la cabeza. Los efectos de este artilugio son evidentes, la ruptura total del cráneo, en primer lugar, se producía la ruptura de los alvéolos dentarios, después las mandíbulas y por último el cerebro se escurría por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.

LA CABRA:

Este sistema se hizo muy popular en las mazmorras de la Edad Media. Una vez que el preso se encontraba perfectamente inmovilizado y se le habían fijado los pies a un cepo, se procedía a untarle las plantas de los pies con sal o sebo. Posteriormente se introducía una cabra en la celda, ésta atraída por el condimento, comenzaba a lamerlas Las cabras tienen una lengua muy áspera por lo que la lengua iba atravesando poco a poco la piel, como una lija, hasta dejar los pies en carne viva, en ocasiones la cabra podía llegar hasta el hueso.

LA PERA:

Estos instrumentos con apariencia de pera se introducía en distintas cavidades del cuerpo humano como la boca, la vagina o el ano. Una vez en el orificio se desplegaban por medio de un tornillo hasta su máxima apertura. Esto suponía que la cavidad quedara completamente dañada , además este artilugio disponía de puntas afiladas en los extremos que servían para desgarrar con más facilidad la cavidad que se pretendía dañar. La pera se utilizaba en diferentes versiones según el tipo de castigo que se quería imponer a cada persona. Para los predicadores, charlatanes y herejes que cuestionasen la religión católica se utilizaba la pera oral que les destrozaba la boca y la garganta. Paralas mujeres culpables de tener relaciones impuras o que se pensase que tenían relaciones con Satanás se utilizaba la pera vaginal y para los homosexuales la pera rectal.

LA CUNA DE JUDAS:

Este procedimiento era también muy simple. El preso una vez atado era izado hasta una cierta altura, una vez en suspensión por las cuerdas, el verdugo podía decidir si dejarle caer o no, dependiendo de la confesión del acusado, sobre una pirámide de metal, colocada estratégicamente bajo la victima, haciendo que con su propio peso, se clavara la punta de la pirámide en el ano, la vagina, el escroto etc. Esta operación se repetía una y otra vez hasta que el reo confesaba o se declaraba culpable.

Los medios manuales también podían ser terribles. Un instumento simple como unas tenazas en las manos de un hábil torturador podía arrancar de cuajo dientes e incluso, si se terciaba la lengua.

Otros métodos rudimentarios eran por ejemplo las calzas en las piernas, que a martillazo limpio acababan destrozando los hueso del tobillo. O las astillas metálicas colocadas bajos las uñas se clavaban poco a poco hasta que ya no quedba uña donde clavar.

1 comentarios:
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Anónimo dijo...
miércoles, enero 28, 2009 7:49:00 p. m.  

Siiiii¡¡¡¡ esas torturas medievales las vi en una exposición buenísima que hubo en la Universidad Fonseca de Salamanca. Estaba prohibido sacar fotos pero yo necesitaba unas cuantas para un proyectillo de hace años.

Eran atroces, y la verdad, es que era imposible no imaginarse siendo víctima de alguna de ellas...
Me encantó. Buen post.

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