feedburner

Recibe las actualizaciones de DIARIO DE PERIODISMO

reflexiones a pilot rojo

Etiquetas:

UNA PEQUEÑA HISTORIA QUE NO SERVIRÁ DE NADA

Érase una cárcel grande, muy grande, cuyos carceleros, sin justicia que arbitrase, condenaron a cadena perpetua a los reclusos. El poder de la balanza regulada, esa justicia a la que me refiero, no hizo otra cosa que, lejos de reconocer el error de no intervenir en la generalizada sentencia, provocó que antes se emitiera el primer auto ya que lo que ahora es cárcel no lindaba con unas tierras escritas con otro alfabeto y construidas prácticamente por despecho.

Art. II.- En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:

a) Matanza de miembros del grupo.

b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.

c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.

d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.

e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Ahora, seguramente, podrán acudir al rechazo de mis argumentos aquellos pro israelíes que, en vez de reconocer que ese Estado está llevando a cabo un genocidio, argumentan no sólo la defensa propia, sino que los palestinos combatientes de Hamas son los únicos culpables de esta escenificación de David contra Goliat a la inversa.

Miren: Hamas es el último mono en este conflicto. Acaban de llegar, son solo una consecuencia. Es tan solo el resultado de las siembras realizadas con un tractor de motor ingente y de origen sionista, es la cosecha de un odio provocado a lo largo de la historia de un país injustamente estructurado. Un Estado que floreció encima de otro. Una nación, la de Israel, que desde su propia fundación ya estaba vulnerando los derechos emitidos por su mentor, la ONU. Ese fue la ocupación de unos territorios ajenos, los palestinos, partirlos en dos y construir un país que, a pesar de tener pocos días, ya daba la sensación de ser una potencia militar. Vaya si lo era. El patrocinio de Estados Unidos fue clave en el fortalecimiento de este Estado, creado a partir del impulso de judíos norteamericanos –dueños de grandes sociedades financieras y portentosas compañías- y con la intención de controlar un territorio tan difícil como Oriente Próximo. Precisamente los pobladores de aquel país no era gente de la que vivía al día, ni siquiera al mes: poseían grandes cantidades de dinero, al que se sumó el aportado por su patrocinador, EEUU. Antes de nada, lo más lógico fue armar dignamente y un poco más al nuevo país.

Los árabes, lejos de aceptar un control sobre sus territorios y sabiendo que el petróleo es uno de los históricos amantes de los yanquis, decidieron solidarizarse con su vecino expropiado y atacar, tras pocos días de la creación del sionista ‘Pueblo de Dios’, a las jóvenes pero desarrolladas tropas israelíes. La ocupación ‘legal’ dio paso a una ocupación militar de los territorios palestinos, repartidos en un principio entre Israel, Egipto y la incipiente Jordania. Cuando los dos últimos ocupantes, que luchaban en el mismo bando y en contra de Israel, se retiraron para dejar el desarrollo de Palestina como país, Israel aprovechó para contestar la hostilidad de la región ocupando prácticamente todos los territorios de Palestina. A partir de ahí, el gigante ha pisoteado a la hormiga de manera incansable. La resistencia palestina, que pasó de utilizar piedras a fabricar unos cohetes Qassam sin oficio ni beneficio, se ha dado de bruces contra un país militar, cuya filosofía es el militarismo y sus objetivos el control total de la zona.

En todas estas décadas, Israel ha demostrado que Palestina está más allá de su ombligo, y ha provocado que la precariedad y la pobreza sea el ‘sin pan’ de cada día en esas tierras. Ni escuelas, ni hospitales, ni comercio justo. Solo bloqueo, ataques, asesinatos e inducción al genocidio. Es curioso que sea Hamas quien fomenta la educación y la solidaridad, esos terroristas. Por cierto, eso no se cuenta. Y no lo dice un pro islámico precisamente ni un pro religión: todo lo contrario.

900 muertos, 3.000 heridos. 256 niños han fallecido. Sólo en 16 días. 13 personas han caído del lado de Israel; 4 de ellas, de fuego amigo. Otras cuatro, civiles. Mientras, Israel amenaza con recrudecer la ofensiva. ¿Europa? Palmaditas en la espalda. ¿Obama? Primer fiasco. Un presidente estadounidense es como el anterior y éste, como el anterior. No cambiará nada.

Por cada muerto israelí perecieron 100 palestinos. Por cada muerto israelí cayeron 30 niños. Esos que hoy se mueren de hambre, y ayer, y hace meses: Israel lo tiene absolutamente todo bloqueado desde hace mucho tiempo. Hasta la ONU tiene miedo. Y la Cruz Roja. Ninguna moral, ningún sentimiento: solo guerra, muerte. Hamas, consecuencia del odio y la frustración, ganó unas elecciones: Europa condenó a Palestina. Ahora nos echamos las manos a la cabeza. Abu Mazen es un títere pro occidental, nada que tenga que ver con una posible solución justa del conflicto. Gaza seguirá siendo la mayor cárcel al aire libre mientras Cisjordania, no nos olvidemos, sigue ocupada.

Respeto a las personas por el mero hecho de serlo, pero hay ideas que es imposible tolerar. El apoyo a Israel es una de ellas. Palestina, pobreza, Intifada. Los débiles son los que pagan. Los que atacan, los asesinos. Los que los apoyan, también. Tendremos el mismo rasero para todo.

Para cualquier duda: contenidos.diariodeperiodismo@gmail.com

1 comentarios:
gravatar
Anónimo dijo...
domingo, enero 11, 2009 9:13:00 p. m.  

Para tí Karny a lo mejor conoces la canción es de hace algún tiempo pero no nos cansaremos de repetirla
http://www.goear.com/listen.php?v=1b66859

Un saludo y MUERTE a Israel, no merecen otra cosa, para hipocresía ya tenemos los telediarios y la ONU

Publicar un comentario

Tr3s Son Multitud. La serie por capítulos