feedburner

Recibe las actualizaciones de DIARIO DE PERIODISMO

reflexiones a pilot rojo

Etiquetas:

AGACHARÉ LA CABEZA

Ya entramos de lleno. Al más puro estilo del parón mediático que suscitan unas elecciones norteamericanas, los entrenamientos de los papasnoeles, las ventas en los mercadillos de belenes y acebos o los insufribles reportajes “no me ha cambiado la vida cuando me tocó el gordo” son los ‘okupas’ sin causa de la parrilla televisiva. Los telediarios han dejado de contar miserias para centrarse de lleno en las bondades de nuestro mundo, ese club cerrado sin ventanas a la calle del que es necesario tener participaciones.

No pensaba dedicarle ni una sola línea a la Navimpulso, pero la alegría que envuelve las frías calles de la perdida Castilla no hace otra cosa que producirme estados de reflexión.

-¿Qué te van a echar los reyes?

-De casa macho, de casa. (Risas)

Este es el ejemplo que cada año puede apreciarse vía auditiva en cualquier rincón de un pequeño pueblo navideño. Porque allí, origen del que escribe, el consumismo se ha apalancado en las formas de vivir y de pensar de la juventud y de los nuevos padres. Una Play Station, una PSP, un iphone, un megamóvil orangstar hipergaláctico… en grandes cantidades, los niños -no levantan el metro treinta del suelo- recogen sus ‘juguetes’ bajo la mirada orgullosa de sus padres en el salón del Ayuntamiento convertido por un momento en un palacio real. Algo curioso y gracioso ya que es la gente del pueblo la que se coloca la barba y la corona para buscar alegres reacciones en los niños. Disfrutar. En qué puñetas estarán pensando esos padres al regalar la Xbox (para citar a todos por igual) a sus hijos: en retenerlos en casa y ejercer un máximo control sobre ellos o provocarles una crisis creativa e imaginativa que les haga ser futuras máquinas sin capacidad de reacción ante una situación improvisada. Puede parecer algo exagerado, incluso grotesco lo que aquí explico. Nunca pude imaginar que en tantos aspectos prefería filosofías pasadas, cuando algunos recibíamos un rebaño de ovejas y cuatro gallinas y junto al amiguito que traía el tractor nos montábamos una cooperativa bastante amistosa, por cierto. Y no es solo la idiotización del menor lo que me provoca tanto cabreo. Aún más el ignorante orgullo y la pasividad de los padres que no hacen otra cosa que ceder posiciones ante un niño caprichoso, contribuir a esa crisis imaginativa y llegar incluso a competir con el papá que el año pasado se gastó 600 euros en su niñín.

Mientras, la época de la solidaridad, del compromiso, de la igualdad, de los pobres negritos de África, como siempre, va quedando en un segundo plano (siendo benevolente en la clasificación). Parece que hoy me doy cuenta de todo, pero tampoco pensé nunca que iba a defender el auténtico espíritu navideño. Lejos de creer en la salvación humana por un nacimiento –ideologías fanáticas pensaron lo mismo hace 65 años-, echo en falta ante el consumo irresponsable el espíritu navideño que se llevaba hace 20 años, hace 30, incluso en tiempos de padres y abuelos. Aunque Dios estuviese más presente, la hermandad, la humanidad y la imaginación se hacían dueños de cada una de las situaciones. Esa solidaridad siempre presente entre vecinos pobres y trabajadores se hacía visible también en la Navidad, en lo que hoy es alegría por las comilonas y los ingresos en las cuentas de las grandes superficies comerciales.

Como cada año, cantaré Feliz Falsedad al despertar del día 24. En la noche, me sentaré en la mesa con mis padres y abuelo. Al fin y al cabo, es la única época del año que pasó más días junto a ellos. Agacharé la cabeza. Feliz Año Nuevo.

1 comentarios:
gravatar
Anónimo dijo...
domingo, diciembre 21, 2008 8:36:00 p. m.  

"Feliz falsedad" no te metas en jardines amigo Karny que esa canción es de S.A. y últimamente está prohibido hasta mentar su nombre, como ejemplo, en la comunidad Madrid donde la AVT a conseguido censurar uno de los festivales más esperados por los que no disponemos de libertad de expresión.

Saludos y felices vacaciones

Publicar un comentario

Tr3s Son Multitud. La serie por capítulos