Reflexiones a Pilot Rojo
Publicado por
KARNY
Etiquetas:
Reflexiones a Pilot Rojo
NO SIRVIÓ DE NADA
Empieza. Se mueven fichas, el Peón Negro avanza. Va comiendo fichas a un adversario pasivo, tranquilo, de esos a los que roban porque tienen cara de buenas personas. Él está a lo suyo mientras el Peón Negro sigue comiendo. Casi cuenta ya con la mitad de las fichas comidas, mientras el contrario continúa a la espera. Con los ojos enrojecidos como si algo hubiese ocurrido, observa la risa descomunalmente malvada del que mueve el Peón Negro. De día, de noche, con viento, niebla o a temperatura hirviente, la partida continúa. Casi cuatro años después, el contrario despierta; abre los ojos, termina la espera. Sin un solo movimiento gana la partida. La convicción moral y ahora legal le ayudaron a ganar la partida. El Peón Negro que por momentos se lo comía todo, cayó del tablero tras burlarse de todas las leyes. No era menos la de la gravedad. Mientras uno salía desquiciado comentando con sus seguidores el qué hizo o no hizo bien y mal, la otra, vestida con túnica y portando dos balanzas, era rodeada por una masa cariñosa y alegre de gente. Sin humos de pega, sin luces, sin piscolabis. Era lo que tenía que pasar. Era lo normal. Todo lo demás era mentiras y malas maneras de llevar a cabo una profesión, unas ideas, una vida. Dicen que muchas películas quedan preparadas para una segunda parte: esta ya era la trigésima.
En el otro lado, varias personas presentaban nerviosismo inducido por el descrédito, un cerco de sudor rodeaba las axilas de sus camisas caras y los rostros de poema gótico intentaban mirar hacia otro lado. De fábulas se fraguó su carrera, de mentiras y cuentos hijoputísticos redactados por varios acomplejados probablemente cansados de que la gente sea libre, de que no exista la imposición. El mundo de los negocios es el sentido de ser de los que se hacen llamar liberales, y el control masivo y retrógrado suele ser el de los fachas “bien” peinados. En este caso no hizo falta la isla del Dr. Moureau para que estas dos razas procreasen y dieran a luz auténticos monstruos misántropos capaces de enfrentar al ser humano del modo que estuviese “de moda”. Franco lo hizo a punta de pistola, ellos a punta de micrófono y pluma cargados de ira y obuses ficticios.
Aun así, no sirvió de nada. El Estado siguió siendo el mismo, con sus defectos y virtudes. La conspiración islamista-masónico-izquierdista y el contubernio zapaterista se quedó en nada. ETA siguió atentando a su manera y eso de que tuvo una aventura con Zapatero no consiguió que Sonsoles le diera pasaporte. No vinieron los rojos para comerse a los niños crudos ni salieron tanques para “cambiar el régimen”. De nada sirvió la mochila “camaleón”, un día Adidas y otro Nike. De nada sirvió cambiar los gustos musicales del propietario de la Kangoo y tampoco tirar por tierra a los pobres pastores alemanes que hacen su trabajo cobrando menos del salario base. Tampoco sirvió descongelar cadáveres y hacerlos explotar sin reogarlos o pasarlos por la sartén. De nada sirvió el intento de unir fraternalmente a Al-Qaeda y a ETA: todos sabemos que no pegan ni con cola. No sirvió de nada, tampoco, invitar a los terroristas a que pasaran por la Moncloa para que su amigo Zapatero les echara un cable. Y todo esto sin un rubor. Todo esto creó la duda, formó a un grupo radical con parecidos razonables a Ultrassur y poco a poco se fue hundiendo en el fango; ya no solo Benito hace “la masa sin agua”.
Hoy por hoy, creo que millones de personas nos merecemos una disculpa. Aunque solo sea una. “Tengo la convicción moral de que ha sido ETA” creo que pasó de moda. Al final, para algunos, 200 personas asesinadas solo eran fichas comidas en una partida de Ajedrez.
Empieza. Se mueven fichas, el Peón Negro avanza. Va comiendo fichas a un adversario pasivo, tranquilo, de esos a los que roban porque tienen cara de buenas personas. Él está a lo suyo mientras el Peón Negro sigue comiendo. Casi cuenta ya con la mitad de las fichas comidas, mientras el contrario continúa a la espera. Con los ojos enrojecidos como si algo hubiese ocurrido, observa la risa descomunalmente malvada del que mueve el Peón Negro. De día, de noche, con viento, niebla o a temperatura hirviente, la partida continúa. Casi cuatro años después, el contrario despierta; abre los ojos, termina la espera. Sin un solo movimiento gana la partida. La convicción moral y ahora legal le ayudaron a ganar la partida. El Peón Negro que por momentos se lo comía todo, cayó del tablero tras burlarse de todas las leyes. No era menos la de la gravedad. Mientras uno salía desquiciado comentando con sus seguidores el qué hizo o no hizo bien y mal, la otra, vestida con túnica y portando dos balanzas, era rodeada por una masa cariñosa y alegre de gente. Sin humos de pega, sin luces, sin piscolabis. Era lo que tenía que pasar. Era lo normal. Todo lo demás era mentiras y malas maneras de llevar a cabo una profesión, unas ideas, una vida. Dicen que muchas películas quedan preparadas para una segunda parte: esta ya era la trigésima.
En el otro lado, varias personas presentaban nerviosismo inducido por el descrédito, un cerco de sudor rodeaba las axilas de sus camisas caras y los rostros de poema gótico intentaban mirar hacia otro lado. De fábulas se fraguó su carrera, de mentiras y cuentos hijoputísticos redactados por varios acomplejados probablemente cansados de que la gente sea libre, de que no exista la imposición. El mundo de los negocios es el sentido de ser de los que se hacen llamar liberales, y el control masivo y retrógrado suele ser el de los fachas “bien” peinados. En este caso no hizo falta la isla del Dr. Moureau para que estas dos razas procreasen y dieran a luz auténticos monstruos misántropos capaces de enfrentar al ser humano del modo que estuviese “de moda”. Franco lo hizo a punta de pistola, ellos a punta de micrófono y pluma cargados de ira y obuses ficticios.
Aun así, no sirvió de nada. El Estado siguió siendo el mismo, con sus defectos y virtudes. La conspiración islamista-masónico-izquierdista y el contubernio zapaterista se quedó en nada. ETA siguió atentando a su manera y eso de que tuvo una aventura con Zapatero no consiguió que Sonsoles le diera pasaporte. No vinieron los rojos para comerse a los niños crudos ni salieron tanques para “cambiar el régimen”. De nada sirvió la mochila “camaleón”, un día Adidas y otro Nike. De nada sirvió cambiar los gustos musicales del propietario de la Kangoo y tampoco tirar por tierra a los pobres pastores alemanes que hacen su trabajo cobrando menos del salario base. Tampoco sirvió descongelar cadáveres y hacerlos explotar sin reogarlos o pasarlos por la sartén. De nada sirvió el intento de unir fraternalmente a Al-Qaeda y a ETA: todos sabemos que no pegan ni con cola. No sirvió de nada, tampoco, invitar a los terroristas a que pasaran por la Moncloa para que su amigo Zapatero les echara un cable. Y todo esto sin un rubor. Todo esto creó la duda, formó a un grupo radical con parecidos razonables a Ultrassur y poco a poco se fue hundiendo en el fango; ya no solo Benito hace “la masa sin agua”.
Hoy por hoy, creo que millones de personas nos merecemos una disculpa. Aunque solo sea una. “Tengo la convicción moral de que ha sido ETA” creo que pasó de moda. Al final, para algunos, 200 personas asesinadas solo eran fichas comidas en una partida de Ajedrez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
lunes, noviembre 05, 2007 11:53:00 a. m.
No quiero opinar en profundidad sobre el tema. Sólo quiero decir que aún no sabemos a ciencia cierta qué pasó. Falta mucho por saber. Cuando lo conozcamos, como el porqué de dejar al supuesto ideólogo absuelto, hablaré. Pero hasta entonces, no.
lunes, noviembre 05, 2007 2:04:00 p. m.
Pues patino me parece muy bien ojalá todos tus colegas "gavioteros" hubiesen hecho lo mismo meses antes del juicio.
Yo también "quiero de sabé"
http://pezonesblancos.blogspot.com/
Publicar un comentario