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PASIÓN DE PERIODISTAS
Segunda Temporada

En el capítulo de Tamara Bea descubrió unos billetes a Tenerife dentro de la caja que Patino le había dado. Los chicos volvieron a coger sus maletas y pusieron rumbo a Tenerife. Una vez allí Tamara nos deja la intriga de qué podrá pasar en el hotel donde se alojan.

Los antiguos alumnos de periodismo continuaban perdidos en el laberinto de pistas que su investigación había ido fraguando. Tras supuestos “accidentes” en los que se vieron involucrados, todo parecía volver a la normalidad. Desgraciadamente la calma sólo duró unos minutos.
Todos se quedaron perplejos al entrar en el hotel cuando vieron el cuadro robado de Humberto Eco. Nico de repente se sobresaltó, se volvió “caballero del zodiaco” y desenvainó su sable ante la atenta mirada del recepcionista. “¿Qué ostias faes?”, ¿“Estás loco?, dijo Tamara. Ninguno de los jóvenes comprendía la actitud de Nico.
De repente un susurro rompió la tensión que se respiraba en el ambiente. “Nicolás estoy encantado de volver a verte”. Aquella persona desconocida parecía simpatizar con nuestro querido Nico. Pero no sólo él lo conocía, rápidamente Parque saludó a “Pío- Pío”.
Tras cinco minutos de conversación, los intrépidos jóvenes llegaron a la conclusión de que el encuentro con “Pío-Pío” había sido fortuito, sin embargo, estaba claro que alguien quería ayudarles en su enigma, ¿Quién sacará beneficio de todo esto?, dijo Stanich. “¡Quizás el secuestro fallido de Nico tenga algo que ver!”, comentó Merys.
“Tenemos que reunirnos en un sitio seguro para hablar del plan”, alegó Martita.
.“No tenemos más pistas, con el cuadro tenemos que despejar alguna duda”, afirmó Rober.
Tras sus pinitos como ladrones robando los amarracos en mus, Stanich y Palencia se dispusieron a “coger prestado” el cuadro del estudioso. Con asombrosa agilidad Stanich comenzó a tocar la guitarra con aires de bohemio y supo atraer a las personas que se encontraban en la recepción. Aprovechando la música para no ser vista, Palencia demostró su astucia descolgando el cuadro con suma torpeza. Acto seguido, las chicas fueron abandonando el lugar del robo para llevarlo a un sitio seguro. Mientras tanto, en un alarde de caballerosidad los chicos quedaron rezagados y aprovecharon para jugar una pachanguita.

“Tenemos que investigar, atar los cabos sueltos que han provocado las situaciones en las que hemos estado en peligro”, gritó en voz alta Sarita. “En cuanto acaben los chicos de echar la pachanga nos reuniremos en el restaurante”, ordenó Patry.
Eran las tres del mediodía cuando comenzó la tertulia en el restaurante. Todos tenían claro que las dudas se despejarían al observar el lienzo, pero seguían ignorando quién o quiénes podrían estar detrás del misterio. De repente un corpulento camarero se acercó a la mesa y les sirvió un apetitoso postre de chocolate y una cerveza. Rápidamente desapareció sin dejar huella. El asombro silenció por segundos la conversación y cuando los chicos reaccionaron aquel desconocido hombre se había esfumado. Sobre la mesa reposaba el enigmático cuadro, la apetecible cerveza y el postre con forma de pirámide. Ante la mirada extrañada de los allí presentes, Merayo empezó a quitar el marco y mostró al resto de sus compañeros el pergamino que se escondía tras el retrato de Humberto.
“Hnkt, ¿qué diablos significa eso?”, preguntó enfurecido Merayo. “!Creo que está en griego y me arriesgaría a decir que significa cerveza”, respondió Álex. “La cerveza en el Antiguo Egipto formó una parte importante en la dieta diaria de los egipcios, y es así como se le llama porque el vocabulario egipcio carece de vocales”, apuntó Nico ( quien se había convertido en uno de los historiadores más conocidos de la época).
“¡Está claro lo que tenemos que hacer…, marchar de este sitio cuanto antes y coger de nuevo un vuelo!”.Mientras Stanich continuaba exponiendo su genial idea, Álex llamaba por su teléfono de última generación al aeropuerto.“¡Siempre he querido conocer Egipto!”, exclamó Palenty. “¡Vamos a descansar, mañana nos espera un gran viaje!, ordenó Rober.
Eran las 6 y media de la mañana cuando el grupo se reencontró en el hall del hotel. Sin más miramientos se dirigieron hacia el aeropuerto en unos cuantos helicópteros robados por Parque en sus años de corresponsal de guerra. Una vez en el avión, los chicos se pusieron rumbo a África y viajaron en el tiempo, miles de años hacia el pasado, a la tierra de los faraones, al maravilloso y mágico Egipto.
La aventura comienza en el Cairo, capital del país y ciudad más grande de África, es el verdadero corazón de Egipto y donde se encuentra una gran cantidad importante de los monumentos más interesantes del país. Al salir del aeropuerto se respira otro olor y se pueden escuchar incluso otros ruidos muy diferentes a los nuestros. Enseguida nuestros chicos se pusieron rumbo a las pirámides de Guiza, puesto que las pistas habían dejado claro que lo que ellos buscaban se hallaba en una pirámide, o por lo menos eso creían saber.
Aprovechando la situación, todos se dispusieron a montar en barco para cruzar el Nilo y llegar a ese lugar tan enigmático. Con un tono acelerado Nico empezó a narrar una pequeña introducción para explicar a sus compañeros la importancia de las pirámides de Guiza: “Es un símbolo de la cultura egipcia, vamos a llegar a los límites de la ciudad y admiraremos el temido desierto. El conjunto que forman las pirámides de Keops, Kefren y Mikerinos, junto con la Esfinge, se considera el único vestigio de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.”. “Venga ya Nico, no nos des más la chapa y vete directamente al grano”, interrumpió Merys.
De repente el motor se paró, la gente empezó a gritar y todos quedaron paralizados. Sarita reaccionó, se asomó a la barandilla del barco y gritó: “ ¡Eh, chicos mirad!, parece que el motor ha sido atascado por un duendecillo”.¡Qué estás diciendo!, replicó Stanich.. Debido a su reportaje de investigación en el que tuvo que hacerse pasar por una latin king consumidora empedernida de drogas, Sara a veces veía duendecillos verdes. Todos fueron junto a Sarita y vieron a cámara lenta como un cuerpo ensangrentado comenzaba a trocearse entre las hélices del motor ”.¡ Joder, ya está el pesado de Jorge inmolándose de nuevo!, aclaró el Melenas. Cuando el cuerpo terminó de interrumpir la marcha, el barco volvió a surcar las aguas del gran Nilo y Nico continuó su explicación histórica: “Delante de la pirámide de Kefren está la colosal Esfinge, guardián de la tumba del faraón. Quizás en ese sitio demos caza a la clave del misterio”.
Desembarcados, con sus mochilas a cuestas, en medio de camellos y autobuses de turistas se encontraban nuestros aventureros. En la pirámide de Kefrén empezaba la investigación. Con la entrada en sus manos uno a uno fueron caminando por una rampa bastante pronunciada. Nico , actuando como guía, fue el primero en entrar en un pasadizo de ciento cincuenta metros de altura por el que tenían que pasar agachados. De repente un sonido terrorífico comenzó a penetrar en los oídos de nuestros chicos, y una corriente de viento huracanado apagó las luces de los pasadizos de la pirámide.“ ¡Arreostia, Nico haz el favor de avanzar y dejar de rezar!”, gritó Tamariña. Una mano fría y sudorosa tocó la frente del gallego, bajó una palanca y la luz volvió a iluminar de nuevo el laberinto. “Nico, no es momento para jugar al escondite. ¿Dónde diablos te has metido?”, alzó la voz su antiguo amor Patry. Los chicos no daban crédito a lo que estaba pasando, sus caras ojerosas y enrojecidas por el calor empezaron a volverse blanquecinas.

¿De quién será la mano invisible? ¿Por qué Nico es raptado de nuevo? ¿Qué le pasará a Jorge? Esas respuestas y muchas más aventuras os las descubrirá Roberto en el próximo capítulo.