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Apuntes de Geografía

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IR A REBUFO



Buenas,

Vuelvo aquí con la sección, aunque últimamente la periodicidad me la estoy pasando por el Arc de Triomf, que dice la megafonía del metro de Barcelona. Aunque ya sea en lunes o jueves, que aquí seguimos, dando la vara con la geografía de la piel de toro. El título de hoy puede recordar quizá a cierto anuncio de televisión, en el que se pregunta al espectador si sabe lo que es ir a rebufo, al tiempo que aparece un rótulo de entrada a un pueblo con ese nombre. Pues no, no hay ningún municipio llamado Rebufo, pero sí hay muchos municipios cuyo crecimiento ha ido a rebufo del de las grandes ciudades que han tenido cerca. Es lo que comúnmente (y despectivamente) se ha denominado ciudades dormitorio. Una característica que, para bien o para mal, tienen muchas localidades de las distintas áreas metropolitanas del país.

Además, propongo algo de revisionismo histórico. Ver lo que eran las principales aglomeraciones urbanas de España hace ahora poco más de medio siglo. En 1950, Madrid tenía 1.527.894 habitantes, a los que había que sumar los 25.444 de Villaverde, entonces todavía municipio independiente. Por su parte, Barcelona contaba con 1.276.675 habitantes. Poca diferencia, pero es que, además, igual que la Ciudad Condal había experimentado antes que Madrid su expansión municipal, también las localidades de su entorno se desarrollaron antes. En la citada fecha, l'Hospitalet de Llobregat alcanzaba 69.748 habitantes (50 años atrás era un pueblo de apenas 5.000 habitantes), mientras que Badalona, el municipio metropolitano históricamente mayor (en 1900 tenía ya 19.000 habitantes) contabilizaba 60.133. También sobrepasaban los 10.000 vecinos en el año 1950 las localidades de Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià de Besòs, el Prat de Llobregat y Cornellà de Llobregat, que hasta poco antes no eran más que pueblos minúsculos (el casco antiguo de Sant Adrià lo conforman apenas dos calles). También las ciudades de Mataró, Sabadell y Terrassa, todas ellas con industria propia, tenían ya padrones respetables, de 31.011, 58.519 y 56.828 vecinos, respectivamente.

En cambio, el crecimiento de Madrid todavía no se había extendido a los municipios próximos en 1950. En esa fecha, la única localidad de cierta entidad era Alcalá de Henares, con 15.004 habitantes, pero no porque ya hubiera empezado a crecer de forma desaforada, sino porque históricamente ya era importante. Le seguían Getafe, con 10.670 habitantes, y Arganda del Rey, con 5.076, aunque esta localidad entonces estaba lejísimos de Madrid, no se puede considerar que fuera metropolitana. Del resto, sólo destacaban Leganés y Pozuelo de Alarcón, con unos discretísimos censos de 4.713 y 4.254 vecinos, respectivamente. Pueblos en toda regla, vamos. Como Torrejón de Ardoz (3.901), Pinto (3.513), Valdemoro (2.905) o Fuenlabrada (2.107). Los demás ni siquiera llegaban a eso: por ejemplo, en Móstoles vivían 1.819 personas, y en Alcorcón tan sólo 759. Todo esto cambiaría drásticamente muy pocos años después: en 1970 ya pasaban de los 50.000 habitantes Getafe, Alcalá de Henares y Leganés, y Alcorcón estaba cerca. En 1981, estos cuatro municipios, junto con Fuenlabrada y Móstoles, pasaban de los 100.000, y también superaban los 50.000 otras como Coslada o Parla.

En el caso de Valencia, que en 1950 tenía 503.886 habitantes, la situación es un poco híbrida entre Barcelona y Madrid. Había algunos municipios que ya destacaban en 1950, pero también otros más pequeños; en cualquier caso, sus niveles de crecimiento no llegaron a ser tan grandes como en las dos grandes áreas metropolitanas. La localidad más poblada en este momento del entorno de la capital del Turia, Torrent, tenía 16.123 habitantes; hoy sigue siendo la mayor de todas, pero sólo ha llegado hasta los 74.616. Otras han crecido de forma mucho más moderada, como Catarroja, que en más de 50 años ha pasado de 11.296 a 24.916 vecinos. También pasaba de 10.000 habitantes en 1950 Burjassot, con 12.122 (ahora tiene 37.756). Otras localidades que ahora destacan por su tamaño son Paterna y Mislata (esta última pegada a la ciudad de Valencia), con 57.343 y 43.363 habitantes, respectivamente, y que entonces sólo alcanzaban 9.736 y 7.068.

Por lo que respecta a Bilbao, podemos decir que se parece a lo que ocurría en Barcelona, pero con municipios con una población no tan elevada. La capital vizcaína tenía entonces 216.417 habitantes, seguida de Barakaldo, con 41.163. A continuación, sin embargo, había ya pocos casos destacables: los de Sestao (19.298), Getxo (19.250), Portugalete (11.769) y Basauri (11.626). Por su parte, Santurtzi se quedaba en 9.922. Todos estos municipios se desarrollarían en sobremanera en los años siguientes: Barakaldo llegó a pasar de 110.000 habitantes, Portugalete rozó los 60.000, Santurzi y Basauri pasaron también los 50.000 y Sestao los 40.000. Sin embargo, la posterior crisis les hizo retroceder a todos, salvo a Getxo, que sigue subiendo y va por 82.327 vecinos.

Si nos vamos hasta Sevilla, la cosa se parece mucho a Valencia. Algunas localidades destacaban ya sobre otras, pero casi ninguna ha llegado a tener después un crecimiento excesivamente espectacular. La capital andaluza tenía 374.138 habitantes, pero tras ella sólo destacaban Alcalá de Guadaíra, con 25.049 (ahora tiene 64.990) y Dos Hermanas, con 21.049 (ahora tiene 114.672 y sigue creciendo). El resto, pese a haber crecido, lo han hecho de forma mucho más moderada: Coria del Río ha pasado de 12.205 a 26.499 habitantes; Camas, de 10.406 a 25.706; La Rinconada, de 10.395 a 33.370; San Juan de Aznalfarache, de 7.732 a 20.121. Como excepción más destacada a la norma tenemos Mairena del Aljarafe, cuyos 1.896 vecinos de 1950 contrastan mucho con los 39.065 actuales, aunque se trata de un crecimiento mucho más reciente que el de las otras localidades.

En Zaragoza, por referirnos a otra de las principales ciudades del país, tenemos un caso idéntico al de Madrid. O mejor dicho, todavía peor, puesto que los pueblos del entorno eran todavía más pequeños. La capital de Aragón tenía 244.015 habitantes, más los escasos 104 del entonces aún municipio independiente de Torrecilla de Valmadrid. Sin embargo, las cifras de las otras localidades eran desoladoras: sólo destacaban Utebo, con 2.652 vecinos (ahora tiene 14.920, que tampoco es nada desorbitado), y Villanueva de Gállego, con 2.138 (sólo ha crecido, y muy recientemente, hasta los 3.903). Del entorno de Zaragoza hay que decir que sólo en los últimos años los municipios periurbanos han empezado a crecer, pero más como núcleos residenciales que como ciudades dormitorio en el sentido más duro de la palabra. Así, ahora Cadrete, Cuarte de Huerva y María de Huerva son pueblos de tamaño discreto, con 2.431, 3.837 y 2.917 habitantes, respectivamente; en 1950 sus padrones sólo registraban 742, 386 y 707 vecinos. Así pues, Utebo es el único municipio destacable, hasta hace unos años casi el único verdaderamente metropolitano.

En Valladolid, por acabar con la patria chica de este blog, se da una situación calcada de la de Zaragoza. Hasta hace muy poco tiempo, Laguna de Duero era la única localidad medianamente grande de los alrededores de la capital de Castilla y León. Sus 21.018 habitantes actuales la hacen la segunda población en importancia demográfica de la provincia. Pero en 1950 se quedaba en sólo 1.924, mientras que Valladolid sumaba 119.499 (más los 795 de Puente Duero, entonces aún independiente). En esa fecha, el municipio más poblado de la zona era Tudela de Duero, que ya tenía 4.040 vecinos, convertidos en la actualidad en 7.692, una cifra nada despreciable, pero no apabullante. Ni siquiera pueblos tan próximos a la ciudad como Zaratán se beneficiaban de ello: de 1.416 habitantes en 1950 aún bajó a 1.145 en 1991, para desde entonces repuntar hasta los actuales 3.442. El rápido crecimiento reciente de Zaratán se ha dado también en localidades como Cistérniga, Arroyo de la Encomienda, Santovenia de Pisuerga, Cabezón de Pisuerga, Fuensaldaña, Simancas, Aldeamayor de San Martín y Renedo de Esgueva, entre otras, o incluso algunas más alejadas como Boecillo o Mojados. Las más pobladas son las primeras, que ahora tienen, respectivamente, 6.680 y 8.039 habitantes; en 1950, sólo 1.395 y 326. Y hasta hace apenas 15 años, poco habían cambiado las cosas. Si aún hoy las cifras son discretas, mucho más lo eran entonces.

Bueno, pues lo dejaré aquí por hoy, para no resultar excesivamente pesado. Espero que con esta pequeña muestra hayáis tenido más que suficiente. Antes de marcharme, no obstante, quisiera hacer una pequeña fe de erratas de la anterior entrega: al hablar de los municipios absorbidos por la ciudad de Teruel, se me olvidó citar Caudé, anexionado poco después de 1970, y Concud, que ya formaba parte del término municipal de la capital desde 1920. Asimismo, se me pasó por alto la anexión de Puente Duero a Valladolid, después de 1950, que hoy sí he citado por otros motivos. Quien tiene boca se equivoca, y es humilde admitirlo.

Saludos al personal y hasta la próxima... Espero que el lunes.

2 comentarios:
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Patino dijo...
lunes, septiembre 10, 2007 8:08:00 p. m.  

Interesante, como siempre, Antonio. Pero en el caso de Valladolid se te olvida en esta ocasión un ejemplo como es La Overuela, del que desconozco cifras exactas, a excepción de que está muy cerca de la fábrica de Michelín (justo en las afueras de Valladolid) y que antes era pueblo, pero hoy es un barrio más de la ciudad.

Saludos.

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Antonio dijo...
viernes, septiembre 14, 2007 7:58:00 p. m.  

Hola, Patino,

He visto tu comentario varios días después de que lo hayas puesto, pero aún así te respondo. Gracias por la matización; efectivamente, La Overuela consta como municipio en el Censo efectuado por Pascual Madoz en 1842, por lo que podría haberlo citado. No obstante, en el primer Censo oficial, de 1857, ya figura incluido en el municipio de Valladolid. Desde entonces nunca ha vuelto a ser independiente; por eso no caí en este lugar a la hora de realizar el artículo. De todas formas, insisto, muchas gracias por la matización, porque, entre otras cosas, demuestra que todos cometemos gazapos en un momento u otro ;-) Algo que, además, nos sirve de cura de humildad.

¡Saludos!

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