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La noche del corto español se vivió ayer con mucha intensidad. Pisaron la alfombra roja del mejorado Teatro Zorrilla conocidos actores como Nancho Novo, Leticia Dolera, Manuela Vellés y Carmen Ruíz. Los dos primeros lo hicieron en calidad de directores de sus cortometrajes. El de Dolera, una bonita historia de amor que ella misma definió como un cuento. La joven directora dijo que en estos tiempos nos habíamos olvidado un poco de la sensibilidad y del amor entre príncipes y princesas y dedicó su primer corto a su marido, allí presente, por hacerle vivir cada día como una de cuento. Novo, por su parte, sedujo al auditorio con una historia más cruel, la de una menor que había sufrido los abusos y la adicción de sus padres a las drogas desde que era un bebé.

Pero hubo directores menos conocidos que engancharon al público desde el segundo uno. Vicente Villanueva con su divertida historia, La rubia de Pinos Puente y el corto Marxmadera de Antonio Llorens.

Otros encandilaron por su ternura como Las zapatillas de Laura, y otros por su verdad como Padre Modelo y Pichis, cada uno a su modo.

Pero si habría que destacar un corto por su impacto y su imaginación (la del personaje y la del director) ése es Parenthesis, del conocido actor José Luis García-Pérez. En tan sólo 6 minutos se desarrolló una impactante historia en un plano secuencia. De esas que acaban en la pantalla pero no en tu mente. Tenía razón el director cuando dijo que después de verla era necesario un paréntesis para recapacitar sobre lo visionado.

Fueron más de dos horas que se pasaron muy rápido. La razón: había muy buenas historias que contar.