Ahora Diariodeperiodismo.blogspot.com

DE CÓMO CUESTIONAR LA LEGALIDAD

No todo lo ilegal es malo ni todo lo legal es bueno. Es una frase que he aprendido con el paso de los años. Desde ilegalidades que constituyen un error profundo como los sucedáneos del cáñamo, pasando por legalidades apestosas como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Pero lo más curioso es, que dentro de un tema tan delicado como es el terrorismo, se sigan haciendo distinciones entre grupos terroristas legales e ilegales y se continúe utilizando el tema paralelamente para criminalizar y para atacar.

Todos conocemos el terrorismo de ETA, fomentado por una pandilla de lunáticos faltos de cariz democrático que intentan imponer sus ideales a punta de pistola y con pegatinas de la muerte entorpeciendo la para muchos esperada autodeterminación de Euskal Herria. Cierto es que la criminalidad de sus bombas es rechazable desde principio a fin, pero no menos válido parece el que esta pandilla de soplagaitas sean unos simples aprendices de otras mafias que no parecen tan mal vistas.

Aun así, continúo con otro tipo de terrorismo total y absolutamente distinto al etarra, el denominado fundamentalismo islámico. Existe cierta confusión con estos abreojos pegados a una mosca cojonera: bien, se les califica de radicales(radicalismo islámico), cosa no solo imprecisa, sino incorrecta. La radicalidad reside en la manera de hacer profundos cambios (radicales, se entiende) en cualquier sistema o estatuto siempre y cuando la voluntad popular sea favorable. Sin dinamita ni Goma-2: esos son terroristas. También se les llama islamistas, esta vez reduciendo el sentido propio de la palabra: islamista es aquel que cree en los dogmas del Islam. Y con católico no quiero decir terrorista.

Estos grupos distribuidos en células y su en ocasiones jefe y en otras ídolo, Osama Bin Laden, números uno en la lista de bandas terroristas (escrita a su vez por terroristas de oficina) amenazan con invadir España y reconvertirnos a todos al islamismo por medio de terroristas suicidas porque “somos todos unos infieles”. Toda la puta vida rodeado de iglesias y quiere este desgarbado de barba postiza que siga a otro dios energúmeno.

Luego está el terrorismo legal, ese otro que nadie ve pero que existe, sí señor. No, no hablo del de las multinacionales, tampoco del de las inmobiliarias ni del de los antidisturbios cabreados. Hablo del terrorismo de Estado. Del Estado Español, por ejemplo. De un gobierno socialista liderado por el “Hombre X”, de un presidente que financió y alentó la fundación de los Grupos Antiterroristas de Liberación, los de la “guerra sucia”, los que presidieron por su cuenta sus propios juicios sumarísimos. Del hombre que se cargó 95 años de historia del PSOE en un congreso, del precursor de las ETTs y de las reformas laborales antiobreras de los 80, no se podía esperar otra cosa.

Una vez captada la idea, todos debemos aprender a decir:- El terrorismo es maaalo señoriiita.- ¿Qué terrorismo es el que nos amenaza continuamente? -Jaimito, tan avispado como siempre, contestó sin pelos en la lengua:- el yanki señorita.- Pobre niño los reglazos que se llevó.

Y es que el que escribe no tiene ninguna duda ni por supuesto ningún reparo en dar la razón a Jaimito. Porque una vez metidos en materia de terrorismo legal, hemos de cambiar el carro por el trailer para cargar los muertos que deja EEUU en las cunetas. De padres a hijos, de conservadores a neocon se transmite la herencia del calzado del 47, el que es capaz de matar a miles de hormigas de un solo pisotón. Los que invadían islas incómodas o se reorganizaban en Latinoamérica a la caza del comunista que atacaba sus megaempresas. Los que subían las corruptelas a lo más alto para curtirlas de servidumbre y malgastar lo suyo para regalárselo al gigante.

Estos terroristas, inmunes a las sobredosis de terror que llevan repartiendo por el mundo a lo largo de la historia, se sacan espinas profundas de vietnames imposibles y ahondan en su propia herida arrasando mares de petróleo pregonando libertad y democracia. Irak, rebosante de oro negro, es machacado por el terrorismo yanki el cual fue apoyado por sus células británica y española. Si esta última no participó activamente en la barbarie terrorista, al menos hizo apología de la misma y no fue ilegalizada ni enviada a la cárcel. Aquí o “And Justice For All” a lo Metallica o tiramos a la digna trabajadora del amor al río.