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Apuntes de Geografía

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DE AGALLAS, PUERTAS Y CABRILLAS (Y DIOS LE GUARDE)


Buenas,

Otra vez con la tabarra geográfica. Esta semana la cosa se vovlerá a centrar de forma exclusiva en una demarcación. El lunes pasado decía que uno de los municipios españoles que, según los últimos datos oficiales, tiene 69 habitantes es el pueblo salmantino de La Bouza. Pues bien, como muestra de agradecimiento a una persona que me viene comentando de forma regular la sección en las últimas semanas, y también porque justo mañana, 4 de diciembre, se cumplirán ocho años de mi primera (y hasta ahora única, pero muy añorada) visita a tierra charra, he decidido dedicar hoy este espacio a Salamanca. La segunda provincia en número de municipios de toda España, y en la que, como no podía ser de otra forma, la toponimia da mucho juego.

La demarcación salmantina tiene 362 ayuntamientos, sólo nueve menos que la que más tiene, Burgos, y a mucha distancia de la tercera, Barcelona, que se queda en 311. En contraste, hay poca población: sólo 353.110 personas habitan una superficie de 12.349 kilómetros cuadrados, lo que arroja una densidad de 28,59 habitantes por kilómetro cuadrado. Bien poco, la verdad. Además, y al igual que pasa en otras provincias de Castilla y León, la capital concentra un volumen demográfico importantísimo. En este caso, la ciudad de Salamanca tiene 159.754 vecinos, aunque su población real es mucho mayor, dada la gran cantidad de estudiantes y de personas que, aun residiendo en la capital, mantienen sus domicilios en otros municipios.

En los alrededores de Salamanca capital se da otro fenómeno que supongo que algún experto en demografía ya habrá estudiado, y del que yo trataría de publicar lo máximo posible si trabajara en un periódico salmantino: el de la contraurbanización. Es decir, los movimientos migratorios desde la capital hacia los municipios de alrededor, que crecen a gran velocidad. Es algo habitual en muchas ciudades, pero que en Salamanca se da desde época muy reciente. Así, en 1991, la única localidad que podía considerarse metropolitana era Santa Marta de Tormes, toda una alumna aventajada en este sentido. Con 144 habitantes en 1900, 575 en 1950 y 1.626 en 1970, había crecido ya a 6.817, pero al cabo de 15 años ha duplicado su población hasta las 13.506 personas. Es probable que en la próxima revisión padronal se haya convertido en el municipio más poblado después de la capital. Pues bien, caminos similares han emprendido después localidades que hace 15 años eran apenas unos villorrios, como Villamayor, Villares de la Reina, Carbajosa de la Sagrada o Cabrerizos, entre otras, Supongo que un inferior precio de la vivienda tendrá también mucho que ver en esto.

Las proximidades de la capital, junto a algún centro comarcal como Guijuelo y Alba de Tormes, son los únicos polos de crecimiento demográfico de la provincia de Salamanca. En conjunto, desde 1991 ha perdido 4.691 habitantes, y si no han sido más ha sido por el peso del área metropolitana. El retroceso se ha manifestado incluso en las dos principales localidades: así, si Béjar tenía 17.125 habitantes en 1991, ahora se queda en 14.948; y Ciudad Rodrigo ha bajado también de 14.882 a 14.035. Por su parte, Peñaranda de Bracamonte está totalmente estacionaria (de 6.375 a 6.427 vecinos en el mismo periodo), y Vitigudino también baja de 3.101 a 2.918. Para dar una idea más amplia, ahí van otros ejemplos: los municipios de Babilafuente, Fuenteguinaldo, Linares de Riofrío, Sancti-Spíritus (primer nombre singular de la jornada), Tamames, Villavieja de Yeltes y Villoruela sobrepasaban en 1991 el millar de vecinos y ya no. De la misma forma, el número de ayuntamientos con menos de 100 habitantes ha pasado de 29 a 44 en 15 años. Un 50% más, vamos.

Hablando de estos últimos, el municipio más pequeño de la provincia de Salamanca es Villasdardo, situado más o menos a medio camino entre Ledesma y Vitigudino, con sólo 23 personas censadas. Muy a la zaga le van La Hoya, con 30 vecinos, o La Bastida, con 32. Como siempre, falta de alternativas económicas y envejecimiento se dan la mano. Algo también aplicable a localidades más grandes como las que citaba antes. La mayoría de los pueblos se van convirtiendo en poco menos que geriátricos o centros de vacaciones, o, como mucho, en domicilios en los que realmente no se reside la mayor parte de la semana.

Un trance de difícil solución, que va vaciando localidades que, por otra parte, sobresalen por su denominación. La provincia de Salamanca tiene en su nomenclátor un buen número de topónimos más que curiosos. Así, y para que se vea el porqué del título de hoy, es la única de toda España que tiene Agallas con mayúsculas, las del homónimo pueblo, ubicado en el extremo suroeste de la demarcación, lindando ya con Cáceres. Y también es la única donde existe un pueblo realmente Machacón, pueblo éste muy próximo, además de al aeropuerto salmantino, a dos localidades donde el pelo se lleva poco: Calvarrasa de Abajo y Calvarrasa de Arriba. Una distinción villarriba/villabajo que se da además en otros casos: Peralejos de Arriba y Peralejos de Abajo, o Encinas de Abajo y Encinas de Arriba, aunque estos dos pueblos están bastante distantes entre sí. También está en Salamanca Mancera de Abajo, y al lado está Mancera de Arriba, sólo que éste cae ya en la provincia de Ávila. Y sin embargo, ocurre que el pueblo llamado Guijo de Ávila sí pertenece a Salamanca.

Algo parecido al villarriba/villabajo, pero todavía con más gracia, se da en estos dos pueblos: Palencia de Negrilla y Negrilla de Palencia. De tamaño muy similar (171 y 119 habitantes, respectivamente), distan apenas unos centenares de metros, y lo mejor es que cada uno de ellos queda a un lado distinto de una misma carretera, en un mismo punto. Imagino que, como manda en estos casos, habrá rivalidades y antagonismos entre uno y otro pueblo, comenzando por el propio nombre.

Dicen que no se le pueden poner Puertas al campo, pero el de Salamanca sí las tiene en forma de pueblo, aunque con sólo 87 vecinos. También en tierras salmantinas es posible comer almendra en Almendra, o moras verdes en Morasverdes. Lo mismo que es fácil encontrar animalillos como Cabrillas o Tordillos... Aunque no me quiero pensar lo que harán con las jacas en Narros de Matalayegua. De igual modo, tampoco vale la pena preguntarse qué forma tendrán las camas en La Redonda, o si los vecinos y oriundos de Sobradillo irán de estirados por la vida. Tampoco sé, porque no he ido nunca, si el campanario de Torresmenudas es tan bajito como da a entender el nombre, o si en Cristóbal hay mucha gente que se llame así. O si las aguas de Fuenteliante te atraparán.
O cuál es el oficio mayoritario en Pastores, aunque supongo que el de jubilado, por todo lo que contábamos antes.

Si fuera alguna vez a Candelario probaría sus chacinas, aunque no se me ocurriría pedir un almenaque por no hacer el peor chiste de la historia. Tampoco creo prudente preguntar, por si acaso, a quién hace referencia el nombre de Vega de Tirados (peor aún suena la aldea de Tirados de la Vega, que pertenece a este ayuntamiento), ni a quién se le ocurrieron nombres tan largos como Encinasola de los Comendadores o Matilla de los Caños del Río. O por qué el río Almar (que pasa por Bóveda del río Almar y Ventosa del Río Almar) no va al mar, sino al río Margañán. A su vez, este río desagua en el Tormes, cauce fluvial salmantino por excelencia, y que, como no podía ser de otro modo, da apellido a muchos pueblos, unos casi abocados a él como Salvatierra de Tormes, otros que se añadieron el nombre del río hace poco como Cespedosa de Tormes y otros por los que ni siquiera pasa, como Tremedal de Tormes y Añover de Tormes. Lo de estos dos últimos, misterios de la vida, que dicen. El Yeltes es otro río que se repite con frecuencia en la toponimia, desde Alba de Yeltes hasta Yecla de Yeltes, además del ya mencionado Villavieja de Yeltes, entre otros.

Me estoy alargando mucho, y no quisiera que, si Salamanca tiene 362 municipios, os pasarais 362 horas leyendo esto. Así que voy a recapitular algunos de los pueblos salmantinos que han cambiado de nombre en el último siglo, y que ya cité al poco de estrenar la sección. El más espectacular es Puerto Seguro, que hasta 1916 se llamaba Barba de Puerco, y otro que no se queda corto es Buenavista, que hasta la misma fecha, año arriba año abajo, llevaba el nombre de Pocilgas. No me extraña que los cambiaran. Tampoco les debía sonar muy bien a sus vecinos Arroyomuerto, así que lo sustituyeron por San Miguel del Robledo, hace apenas 20 años. En cambio, en Villarmuerto a nadie se le ha ocurrido eliminar esa denominación. Que, por cierto, va camino de ir al pego, puesto que los empadronados en ese municipio son sólo 50...

Voy terminando con el ladrillo de hoy, hablando de anexiones. De los ayuntamientos suprimidos en Salamanca, el que más sobresale es Tejares. La patria chica del Lazarillo de Tormes fue agregada a la capital poco después de 1960 y hoy es un barrio. Por lo demás, no ha habido muchos pueblos que han perdido la autonomía, pero vale la pena citar algunos ejemplos: Palomares fue anexionado a Béjar, mientras que Villaseco de los Reyes se merendó a El Gejo de los Reyes y Campo de Ledesma, Puente del Congosto hizo lo propio con Bercimuelle y
Cipérez imitó la acción con Grandes, entre otros. Pero llama más la atención el caso de los pueblos que recuperaron la independencia tras haber sido anexionados a otros: Aldeavieja de Tormes, Fuentes de Béjar y Nava de Béjar se emanciparon de Guijuelo tras una década rebajados a aldeas, y lo mismo ocurrió con Calzada de Don Diego y Galindo y Perahuy, adscritos durante un tiempo a Barbadillo, y con San Cristóbal de la Cuesta y Moriscos, que entre 1970 y 1981, más o menos, pertenecieron a Castellanos de Moriscos.

En fin, la tierra de uno siempre es susceptible de ser una buena madre, aunque no hay más Buenamadre que el homónimo pueblo salmantino. Y como dice otra localidad de esta provincia hasta a los ateos, Dios le Guarde. Un nombre más que singular, el de este pueblo próximo a Ciudad Rodrigo. Si alguien es capaz de aportar alguna fotografía con el rótulo de entrada, se agradecerá. Con esta referencia cierro por hoy el cuaderno de apuntes. Como siempre, la semana que viene, si puede ser, más.

Saludos y hasta la próxima.

7 comentarios:
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Patino dijo...
miércoles, diciembre 05, 2007 11:27:00 a. m.  

(¿soy el único que está hasta las narices de la publicidad del tal Crescenet?)

Salamanca, tierra mía. Que decía el gran Rafael Farina.

De verdad que me ha hecho una ilusión tremenda leer este artículo, Antonio. Guarda grandes curiosidades mi tierra, como un pueblo con nombre de piedra preciosa (Gema) y otros. No en vano, 362 pueblos, como tú has dicho.

Sobre Santa Marta, pues decir que es prácticamente un barrio de la capital ya. Pero desde hace poco, ya que he visto por casa unas fotos de no hace demasiados años que muestran a la villa transtormesina como un pueblo muy chiquitillo.

Entre los nombres curiosos, te ha faltado, por ejemplo, Retortillo, un enclave al lado del río Yeltes -creo que es el Yeltes y que no me equivoco, esto de tener examen dentro de unas horas...- con un balneario del que, quienes han ido, dicen cosas maravillosas.

Y un último apunte: Las Batuecas, ese sitio al que te dicen que te vas cuando el pensamiento abandona tu cuerpo, está también en Salamanca. Y pertenece a mi pueblo, que te has dejado sin nombrar: La Alberca. Donde recomiendo que vayáis a comer la chacina, como dice Antonio. Sin desmerecer a Candelario, claro.

Un saludo, compañero. Y gracias.

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Antonio dijo...
jueves, diciembre 06, 2007 1:31:00 a. m.  

No hay de qué. Decirte que la Gema salmantina no es municipio, sino que pertenece a Yecla de Yeltes, por lo que no se incluye entre "los 362"; sí hay un municipio llamado Gema, pero está en Zamora. Lo de Retortillo, el caso es que pensé en ponerlo, por lo del balneario y, sobre todo, porque el nombre me suena a "retortijones", con las connotaciones que a partir de ahí se pueden sacar. Y haces bien en recordarme que no he citado a La Alberca, que por algo está definido como uno de los conjuntos urbanos más singulares de toda España. Y por cierto, de los pocos que mantienen su población: poco más de 1.100 vecinos, pero estables.

Me alegra que te haya gustado el tema, aunque insisto también en remitirte a la entrada sobre los "vastos dominios", donde te respondí a un comentario hace ya algunas semanas y al que espero "contrarrespuesta", ya verás por qué. Y nada, espero seguir contando con tus comentarios a la sección.

Salud y... armonía ;-)


Por cierto, yo también he recibido algún spam del "Crescenet" en mi blog; de allí lo pude quitar, pero de aquí no. ¡"Blogmaster", te invocamos!

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Antonio dijo...
jueves, diciembre 06, 2007 1:33:00 a. m.  

Vaya... pues sí he podido quitar el comentario "espasmódico"... ¡Saludos!

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Anónimo dijo...
jueves, diciembre 06, 2007 6:59:00 p. m.  

Voy a buscar la de los vastos dominios, que no recuerdo cuál era la cuestión a tratar...

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Chechu dijo...
sábado, diciembre 08, 2007 11:04:00 p. m.  

Me ha encantado tu comentario-monográfico charro. Es bueno darse de vez en cuando un baño de salamantinos. La mejor tierra que existe.Qué curioso lo de los pueblos y municipios que has comentado, conociá pocos. Espera te vaya todo bien. Gracias por visitar mi blog. Un saludo Hala Unión!!!

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María Núñez de Pablo dijo...
lunes, diciembre 10, 2007 11:40:00 a. m.  

Como siempre muy curioso el post, Antonio y alucinando con los casos de esos pequeños pueblos de "ventitantos" habitantes. Nunca me imaginaría vivir en un lugar en el que supiera exactamente la gente que me iba a cruzar cada día (y esto pasa en pueblos no tan pequeños también). Supongo que será la costumbre, como todo, y que tendrá sus ventajas...si alguien vive en un pueblo tan sumamente pequeño, que nos cuente sus experiencias! jejeje!
Por cierto, Antonio, algún día te contaré un secretillo del "salmantino" Patino ( y no te me enfades, Patinete!!)

Un saludoooooooo!!

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Antonio dijo...
martes, diciembre 11, 2007 12:24:00 a. m.  

En mis años universitarios (que empiezan a quedar lejos, qué envidia me dais, snif snif...) tuve un compañero de piso que vivía en un pueblo de Huesca de 110 habitantes, y me contaba que el ocio no pasaba de ir a jugar la partida al bar (y gracias que lo había). Vale la pena acercarse a este tipo de pueblos un día cualquiera entre semana, preferiblemente en invierno, para palpar su desoladora pero a la vez plácida vida.

El entrecomillado "salmantino" sobre Patino me suena a que él no es de donde nació, sino de donde pace, ¿puede ser? Yo tampoco llevo como lugar de nacimiento en el DNI mi pueblo, sino el municipio donde estaba el hospital más cercano, mal que me pese.

Chechu, gracias por tu comentario. Visitaré tu blog y dejaré constancia de ello. Igualmente, te invito a darte una vuelta por el mío.

¡Saludos!

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