feedburner

Recibe las actualizaciones de DIARIO DE PERIODISMO

Historias de la precariedad

26 de septiembre de 2001, miércoles
Hasta la última gota

Vale, ahora sí que soy un Licenciado en Periodismo. O al menos, eso dice el certificado “provisional” que me han dado en la Secretaría de la facultad, y por el que me han cobrado nada menos que 16.000 pesetas. Por si no había habido bastante con pagar la matrícula todos los años y con todos los gastos que me ha supuesto estudiar una carrera, que ahora van y como premio final te dan una última estacada. Total, para que este papelucho ni siquiera sea un título definitivo. Que dentro de dos años esté al acecho, que me mandarán una carta para decirme que mi título de Licenciado ya ha sido editado, y que, mientras tanto, no me preocupe, que eso es tan oficial como lo que me darán después. Entonces, ¿para qué se molestan en editar nada? ¡País!

El certificado de marras también me servirá para el expediente que me hagan en la Oficina de Empleo. O al menos, eso imagino, porque si no, no sé por qué tanto empeño en pedírmelo cuando fui a inscribirme el lunes. Tan feliz que iba yo, y tan amargado que salí. Que sin un documento que lo certifique, yo ya puedo decir que soy técnico de la NASA. Que o les llevaba papeles, o ya podía ir pidiéndole trabajo a Rita. Así que, esa misma tarde, a una agencia de viajes, y ayer, billete de tren en mano, de vuelta para acá. Mira, es la primera vez que estoy aquí después de haberme licenciado, ya ves qué cosas. Al final, mi adorada Carmencita me aprobó Historia del Periodismo, y hace un par de semanas entregué el último trabajo. Hice bien en escoger como asignatura de libre elección Historia de Galicia, una materia que nunca acabaré de entender cómo es que se imparte al otro extremo de la Península. Claro que mejor aún fue hacer un trabajo sobre la emigración gallega a Cataluña, habiendo estado de vacaciones en Galicia con una catalana... Anda que no pude yo documentarme ‘in situ’ ni nada...

El caso es que ahora ya tengo mi licenciatura. Y me sigo diciendo “¿Y qué?”... Porque el director del periódico local en el que he hecho prácticas los últimos cuatro veranos me ha dicho que lo siente, pero que no puede ofrecerme un contrato, que si quiero seguir colaborando, ya me irá pagando algo... Menudo cretino... Si te calé desde el primer día... No te mola a ti abusar de la mano de la mano de obra barata, noooo, qué vaaaa... El problema es que, de momento, no tengo otro lugar a donde acudir. A ver si llevándoles el título a los del paro me hacen un buen expediente y me llaman de algún sitio... Aunque ahora que lo pienso, ¿de dónde me van a llamar? Mi comarca no es que sea muy prolija en medios de comunicación, y en los pocos que hay, la profesionalidad no es que sea un valor al alza... Y en remuneraciones, mejor no pensar... Mucho me temo que me voy a tener que buscar la vida como sea.

Si por lo menos, pudiera quedarme algún tiempo más aquí, podría tratar de mirar algo en algún sitio, pero mis padres me reiteran y me recalcan que “el parasitar se va a acabar”. Que aunque sea de chico de los recados en una fábrica, tengo que empezar a ganarme el pan, o al menos, algún chusco. Y que me ponga las pilas, que como para Navidad no tenga algo más o menos seguro, ya se encargarán ellos de buscarme colocación. O, en caso contrario, ya puedo ir pidiendo dinero prestado a mis amigos para salir los sábados por la noche. Las cosas, claras.

Así que ya puedo ir espabilándome, que el tiempo apremia. El viernes iré otra vez a hablar con el director del periódico local, a ver si puedo presionarlo un poco. Y a ver si hubiera suerte con lo de la oficina del paro... En una fábrica, no digo como chico de los recados, pero como administrativo podría ser una forma de al menos salir del paso... Pero no me he pasado cinco años estudiando una carrera para acabar rellenando albaranes, con todos mis respetos para quien se gana la vida así. Y menos aún para hacer de mozo de carga, con los mismos debidos respetos. Ya que tengo una orla presidiendo mi comedor con mi careto junto a los de 300 personas más –para eso mi madre sí que ha estado rápida–, que sirva para algo.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tr3s Son Multitud. La serie por capítulos