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Especial 'El Vuelo de la Gaviota'

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Kosova independiente

Así es, estimados lectores. Todo apunta a que en Europa ha nacido un nuevo Estado. Se llamará Kosova, por más que los europeos nos empeñemos en que sea Kosovo, ya que los kosovares no son demasiado conformes a que se les llame por un nombre serbio, prefiriendo el albanés.

Después de esta breve aclaración acerca de los nombres, pasemos a una nueva aclaración, en este caso acerca de por qué este especial en Diario de Periodismo. Sencillamente, debido a que el hecho del que estamos siendo testigos es de una trascendental importancia para el presente y el pasado de Europa, pero aún más para su futuro. No, nos os voy a comentar como algunos analistas acerca del peligro de ‘balcanización’ en otros países, sencillamente porque no creo en ello. Pero la independencia de Kosova, en contra de lo sostenido por una gran parte de las teorías, no va a acabar con los problemas en los Balcanes.

¿Por qué me atrevo a afirmar esto de una manera que quizá puede sonar como demasiado rotunda? Porque aún quedan, al menos, dos problemas, y no sé –lo dudo- si de fácil solución: Vojvodina, que en cualquier momento puede estallar como Kosovo y proclamar su independencia, aunque no es algo probable a medio plazo, y Macedonia, enfrentada con Grecia. Sin olvidar el reto étnico que, de momento y salvo algunos incontrolados, parece que sigue adelante, con ejemplos encomiables como el enclave bosnio de Brčko, donde conviven todas las comunidades étnicas en armonía.

Algo así se pretende en Kosova. Pero no va a ser fácil, en absoluto. Se quiere que los serbokosovares –no nos debemos limitar a nombrarles como serbios simplemente, es algo a tener en cuenta en la creación del nuevo Estado- y los albanokosovares vivan en una relativa armonía, como en Brčko las otras comunidades. Pero aquí nos encontramos con un escenario más difícil si cabe que en Bosnia y Herzegovina, ya que la mayoría aplastante es de albanokosovares, estando los serbokosovares prácticamente recluidos en enclaves como Mitroviča.

Mucho se ha hablado acerca de la legitimidad del nuevo Estado, sobre la postura de la UE, de EEUU y de tantos otros actores que tienen algo que decir acerca de este hecho. Sinceramente, sólo merece comentarse la de EEUU, errante a más no poder, ya que en 1992 se oponía totalmente a la secesión de las repúblicas que integraban Yugoslavia, y hoy apoya a Kosova en su independencia. Lo de la UE vuelve a ser de traca, con todos divididos y arrimados al sol que más nos calienta.

Pero no voy a comentar sólo la postura estadounidense. Comentaré también la española, donde, para no faltar a nuestra costumbre y al inefable Moratinos, nos la cogemos con papel de fumar, no vaya a ser que los catalanes y los vascos traten de hacer algo parecido. Ni de coña, vamos. Antes de hablar, deberíamos echarle un vistazo a la historia de lo ocurrido en Yugoslavia. A más de uno le iba a venir de perlas. Sobre todo a los bocazas del PNV, los primeros en salir de la cueva a comentar. Ojo, que son el PNV. Lo más de lo más, vamos.

¿Qué puede ocurrir en el nuevo Estado surgido en el sur de los Balcanes? Podemos enumerar hasta cuatro posibles escenarios:

  • Transición pacífica y convivencia entre albanokosovares y serbokosovares: Deseable, pero, no nos engañemos, harto difícil. Espero que los que mandan trabajen en esta dirección. Nos queda una esperanza y ejemplo a seguir llamado Brčko. A ver si es verdad.

  • Unión de Kosova a Albania: Seguro que muchos albanokosovares estarían de acuerdo, pero es más improbable que la anterior, si cabe.

  • Reconocimiento de Kosova por parte de Serbia y Rusia, y convivencia pacífica entre los dos Estados: Improbable, ya que el azafrán de las bodas –Rusia- sigue empeñada en inmiscuirse en los Balcanes. ¿No habrán aprendido la lección de que no pintan nada allí, ni son el protector de los eslavos del sur ni nada similar? Qué necesarios se hacen los libros de Historia en algunos casos, pardiez. Por parte serbia, no creo que, al menos a medio plazo, estén dispuestos a reconocer a Kosova.

  • Guerra: No creo que estalle. El peligro son las guerrillas, o los grupos incontrolados de albanokosovares que decidan tomarse la Justicia por su mano y vayan a por los serbokosovares. Pero, reitero, no creo que esto ocurra.

Finalizaré esta exposición –aun a riesgo de que más que una de mis parrafadas tradicionales se asemeje a un rollo macabeo, aunque espero que os haya resultado entretenido- acerca de este hecho de tanta importancia para el devenir de una buena parte de Europa –y, si me apuran, del mundo- comentándoles una curiosidad. Echen un vistazo a la nueva bandera kosovar y a la bandera de Bosnia y Herzegovina. A ver qué les parece.


Saludos a todos los lectores. El domingo, más. Mejor no me atrevo a decir, porque no sé si siquiera son buenas las parrafadas con las que les obsequio. Eso lo dejo al gusto del respetable.

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