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Reflexiones a Pilot Rojo

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DEBERÍAMOS PREGUNTARNOS ALGO

Una mañana de la semana pasada las sorpresas inundaron las emisoras de radio privadas del Estado. La tertulia de Onda Cero en el programa de Carlos Herrera, uno de los contertulios se iba más allá de lo establecido en el guión y filosofaba sobre el sistema político y económico del país. Sugería cambios en la organización de la sociedad auspiciados por el miedo a la crisis del actual sistema económico que se está comiendo poco a poco a millones de personas del mundo rico. Poco a poco fue llegando a conclusiones que sorprenderían a cualquiera, desde el cambio político en el sistema de partidos denunciando la falta de democracia interna, hasta el modelo económico sin barreras que de vez en cuando tiene lapsus como éstos y nos deja temblando durante una temporada.
El poder adquisitivo de los ciudadanos del Estado Español descenderá en casi 150 euros mensuales, a la par que la inflación asciende sin freno y el precio del petróleo no da tregua.

En estos momentos todo está en un hilo. La otra mañana agrupaciones de pescadores repartían gratuitamente su mercancía debido a los bajos precios establecidos a los que les pagan el pescado nada más llegar a puerto y la cantidad de dinero que hay que desembolsar para adquirir un lenguado en una pescadería. Estaban esperando a Zapatero y a la Ministra de Agricultura y Pesca, sin embargo nadie les recibió.

Cada poco también llegan a nuestros oídos el descenso de hipotecas, el aumento de casas vacías en cualquier ciudad del Estado, la cantidad de transportistas que lo pasan mal a la hora de llegar a fin de mes debido al aumento del precio del petróleo e incluso, por culpa de esto, la visión de futuro de los productores agrícolas de dejar los productos en la tierra por la nula rentabilidad que se obtendría.

Hasta aquí podría parecer medianamente normal. Serían las consecuencias de una crisis económica –de las cuales ya estamos hartos- que se solventaría con el recorte de gastos sociales, endeudamientos arriesgados y demás tiritas chapuceras que ofrece el sistema. También se podría dar más capacidad adquisitiva y de maniobra a los más desfavorecidos, pero eso no funcionaría debido al carácter acaparador de la población educada en el libre mercado. Las medidas proteccionistas también serán inviables sobre todo para la Unión Europea.

A partir de aquí deberíamos preguntarnos algo. Deberíamos recapacitar y reflexionar el porqué de los aumentos de los indicadores de pobreza en los países ricos, el porqué millón y medio de españoles literalmente pasan hambre y casi 8 millones se encuentra entre dos tierras. Ya no meto lo que hay a partir del estrecho de Gibraltar ni más abajo de la frontera mexicana, porque al fin y al cabo forma parte de lo mismo.

Quizás el afán por el falso crecimiento económico nos esté agotando. Quizás la ingente explotación de los pozos de petróleo o la mirada hacia los biocombustibles no tropiecen en la inocuidad. A lo mejor nos hemos pasado de frívolos especulando demasiado con el precio de los alimentos y algunos países no quieran soltar prenda por si acaso. Es probable que el sistema económico mundial haya ido más rápido de lo esperado y se esté agotando.

No se puede decir que es la hora de cambio, siempre lo es, pero si la hora de cambiar de conciencia. De abrirse a nuevos tiempos con todas las consecuencias olvidando los peros, las rentabilidades y el sueño “euroamericano”. Falta el sueño mundial.

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