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Reflexiones a Pilot Rojo

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GUSTA TORTURAR

Existe una cruel manía en este país, una manía que a algunos les cae en gracia e incluso la analizan con gracia y esa es, sin ningún atisbo de vergüenza por su parte, el prurito de la tortura. Llega un momento en que nos (les) gusta torturarlo todo.

Estamos todos indignadísimos con ETA (por mi parte no existe la ironía), que malos son los batasunos y de vez en cuando llamamos cabrón a Ibarretxe por hacer una encuesta típica del CIS. Sin embargo, cuando aparece Amnistía Internacional en las noticias denunciando la tortura en las cárceles sobre todo vascas, soltamos (an) un “¡Que les den por el culo!” Sacudida de ropa, cambio de canal y sesos un poquito más podridos.

Pero qué bobadas, ¡si aquí nos encanta torturar! Empezando desde el borreguismo sanguinario de puro y almohadilla en las corridas de toros y terminando en los campos de concentración que el Gobierno creó para amontonar estilo tetris a los inmigrantes que arrivan a nuestras costas en patera.

Estar en contra de la violencia de la banda ETA está muy bien, es evidente; mejor estaría si utilizáramos nuestra cabeza y no nos dieran el pensamiento hecho con el porqué en el lote. Pero en hipócritas ‘posacamillas’ se convierten todos aquellos que se alegran por la tortura a los presos etarras. La cultura del toro bravo no entiende de Derechos Humanos, pero eso no es lo grave, sino que caen en contradicción cuando alientan la tortura estatal a todos esos presos. Si ETA cree en la guerra entre el Estado Español y Euskal Herría, ellos también. Si Txeroki ordena poner una bomba pensando en un conflicto armado, los animadores de las malas artes en las comisarías creen absolutamente lo mismo.

Acaso, ¿solo mata ETA? ¿No hay nadie que asesine sin piedad contra gente inocente? ¿Dónde está el rencor y la furia en esos momentos? ¿Por qué despotrican contra los vascos igual que los miembros de ETA despotrican contra los españoles? Son exactamente las mismas argumentaciones pobres y violentas.

No vale perder el tiempo en pensar si la tortura es violación de los Derechos Humanos, que vaya ejemplo que da el Estado y todas esas demostraciones que están muy bien pero que son las de siempre. Hay que pensar en el comportamiento del ciudadano de a pie (que no tiene invadido el País Vasco) y en el etarra de base (que no recibe el tratamiento policial adecuado).

Y ya puestos a torturar, como digo, torturamos todo. Desde las fuerzas políticas que confluyen en el Parlamento Español, sobre todo las mayoritarias, se sigue pidiendo a Batasuna que condene la violencia para ser legal; parecen enamorados de la formación ilegal como cualquiera de nosotros dábamos la tabarra a la niña que nos gustaba. Pero acaso, ¿condena el Estado la actuación de los militares en los países que invade? ¿Piensa en el apartheid que existe en tierras palestinas y que el Gobierno parece apoyar? ¿O en las formas utilizadas para repatriar inmigrantes? El GAL, la Guerra de Irak...¡Cuántos se merecerían pues la ilegalización con más motivo!
Ellos mismos saben que el condenar la violencia no sirve de nada. Si no, que se lo pregunten a Soziedad Alkohólika, a Fermín Muguruza o al mismo Ibarretxe o Carod- Rovira.

En este país, guste o no y de una forma o de otra, gusta torturar. Lo que no nos gusta es que nos levanten la voz o nos llamen la atención.

1 comentarios:
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Patino dijo...
miércoles, junio 11, 2008 7:12:00 p. m.  

Uf, Miguel. Las "Reflexiones" de esta semana me han sido complicadas de entender. Un par de lecturas me temo que serán pelín insuficientes.

¿Tortura en las cárceles? ¿De qué tipo? Ciertamente, no sé cómo serán Martutene u otras cárceles del País Vasco, pero me cuesta creer que dentro del sistema democrático que impera hoy en España haya torturas en la cárcel. Siquiera psicológicas, ya que los presos por delitos de terrorismo acostumbran a vivir no demasiado mal dentro de las cárceles.

Es un poco difícil esa comparación que propones con el Ejército, ya que son cosas muy diferentes. Aparte de que me cuesta sobremanera creer que nuestras Fuerzas Armadas, siendo como son hoy más bien algo similar a unas fuerzas de rescate que a un verdadero Ejército vayan por ahí pisando a la población de otros países en los que están desplegados.

Sólo un apunte más. Puede que lleves razón con lo de SA, pero sus letras en ocasiones se ofrecen a una interpretación muy equívoca, lo que juega en su contra.

Saludos, Karny. Nos leemos el próximo domingo.

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