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Apuntes de Geografía

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NO SE GANÓ EN UNA HORA



Hola,

Ya es más martes que lunes, pero estaría muy feo por mi parte el no predicar con el ejemplo esta semana, así que aquí vengo con la retahíla geográfica. Como de costumbre, voy a enlazar el contenido de hoy con algo que se comentara en un artículo anterior. Podría ser el de la semana pasada, pero he preferido irme al último que se pudo considerar ordinario, que se remonta nada menos que al 7 de abril. Esa semana hablaba de pinos y de municipios españoles que llevaran en su nombre alguna alusión a ese árbol. Me refería, entre otros lugares, a la localidad que hasta hace unos años se llamó simplemente Pino y que ahora se denomina Pino del Oro. He decidido tomarlo como inicio de esta semana para dedicar un monográfico a la provincia en la que se encuentra, Zamora. Entre otras razones, porque se trata de una zona que bastantes lectores habituales del blog (si es que aún los quedan) conocerán bien y quizá sientan curiosidad por saber algunas cosas curiosas, como las que pasaré a contar.

La provincia de Zamora es la penúltima por orden alfabético de España, pero la única donde la capital es el último municipio siguiendo ese mismo criterio de clasificación. Vamos, que aquí sí se cumple aquello de los últimos serán los primeros. La superficie se puede calificar de mediana, con 10.561 kilómetros cuadrados. Pero si nos vamos a la población, nos encontramos con que sólo habitan este territorio 197.237 personas. La densidad, por tanto, no llega a 19 habitantes por kilómetro cuadrado. Claro que lo peor no es la poca cantidad, sino que cae en picado: en 1991, la cifra de habitantes era de 213.668. Hágase la pertinente resta y sáquese el porcentaje de población perdido, y existirá la posibilidad de sobrecogerse. Aunque hay que remontarse hasta 1950 para encontrar el máximo histórico, fijado en 316.493 habitantes. La cantidad perdida desde entonces no merece otro calificativo que apabullante.

Una de las grandes causas de que la población siga descendiendo año tras año es el envejecimiento: de los 197.237 habitantes, 55.912 tienen más de 65 años, lo que supone más de un 28%. La mayoría de sus 248 municipios son poco menos que geriátricos. Si digo que en cinco municipios no hay ningún menor de 16 años quizá suene a poco, pero si añado que en otros 55 los vecinos menores de esa edad no llegan a 10, entonces sí se podrá tener una idea de la magnitud del problema. Uno de esos cinco pueblos sin ningún habitante joven es Quintanilla del Olmo, el municipio menos poblado de la provincia, con 42 vecinos. En 1991 eran 74, para añadir más sobre lo del despoblamiento. No son muchos los ayuntamientos que no sobrepasan los 100 habitantes, 16, pero esta cifra cuadruplica a la de 1991. Igualmente, los municipios con más de 1.000 moradores son sólo 23, mientras que en el citado censo de inicios de la década pasada eran 32. El dato, como digo, empeora a cada renovación del padrón, excepto en lugares muy concretos.

Con estos datos, que nadie espere encontrar grandes urbes. La ciudad de Zamora tiene 66.138 habitantes, que la convierten en una de las capitales más pequeñas del país, con el agravante de un padrón más bien estancado. Le sigue en importancia Benavente, con 18.744 vecinos, y de la que puede decirse que es la única localidad de la provincia con un crecimiento continuo, junto con otro caso que citaré enseguida. Detrás está Toro, de importancia histórica innegable pero de presente no tan boyante, con 9.738 vecinos y una población igualmente estancada. Pero a continuación descendemos ya hasta los discretos 2.345 habitantes de Morales del Vino, un pueblo que ha duplicado su población desde 1991, gracias a su proximidad a la capital. El resto de centros comarcales de la provincia son pueblos rematadamente pequeños, en los que imagino que las actividades agrarias tendrán poca alternativa. A los de la zona les sonarán importantes nombres como Alcañices, Bermillo de Sayago, Carbajales de Alba, Fermoselle, Fuentesaúco, Puebla de Sanabria o Villalpando, pero esas localidades sólo tienen, según el último padrón oficial, 1.052, 1.267, 671, 1.482, 1.935, 1.614 y 1.651 habitantes. Unos datos tan paupérrimos hacen grande al pueblo de Villaralbo, próximo a la capital como Morales del Vino, con sus exiguos 1.793 vecinos.

Podría seguir aburriendo con datos, pero como para dar cifras exactas ya está el Instituto Nacional de Estadística, mejor pasar a observar la toponimia. Y nada mejor que empezar poniendo pies en Polvorosa, con mayúscula, lo cual no quiere decir que me vaya a largar sino a recorrer la comarca de ese nombre, próxima a Benavente. Ignoro si la expresión guarda o no relación directa con la zona; imagino que sí, pero como no lo sé, animo a que si alguien lo sabe nos ilustre con un comentario y nos explique el origen de esta frase. A lo que yo voy es a que el nombre de la comarca ha quedado en la denominación de varios municipios, como Arcos de la Polvorosa, Fresno de la Polvorosa, Manganeses de la Polvorosa y Santa Cristina de la Polvorosa. Manganeses era conocido por el acto del Salto de la Cabra que se realizaba durante sus Fiestas, y que fue suprimido tras las denuncias de grupos en defensa de los animales y para evitar sanciones administrativas. Rastreando en internet he podido saber que, al menos en 2007, el animal se sustituyó por un muñeco de trapo. Igualmente. si algún conocedor de las Fiestas de esta localidad pasa por aquí y quiere explicar qué es lo que se celebra actualmente en lugar del controvertido acto, a su disposición están los comentarios.

El "de la Polvorosa" no es el único Manganeses que hay en Zamora, ya que también está Manganeses de la Lampreana. No sé qué quiere decir lo de "Manganeses" (a mí me suena a manganeso, pero no creo que la cosa tenga que ver con la química), ni si la "Lampreana" va por las lampreas, pero sí puedo decir que el predicativo se repite en otros municipios como Pajares de la Lampreana y Villalba de la Lampreana. Volviendo a este otro Manganeses, tiene una pedanía que se denomina Riego del Camino, de donde no proviene el famoso himno republicano, pero a lo mejor a alguien se le ha ocurrido hacer broma con esta coincidencia toponímico-genealógica.

Siguiendo con comarcas, si hay dos zonas de Zamora que se conocen más en el exterior, aunque sea de oídas, son la Tierra del Pan y la Tierra del Vino. Su delimitación es difusa, aunque más o menos la Tierra del Pan queda al norte de la capital y la del Vino al sur. Los dos predicativos están también en el nombre de varios municipios, como Palacios del Pan (que suena a hogaza recién hecha en el horno) o El Cubo de Tierra del Vino, que para pronunciarlo seguido más vale coger algo de aire antes (por lo largo). Claro que tampoco se debe olvidar otra comarca destacada como la de Sayago, a la que remiten, entre otras muchas, las localidades de Fresno de Sayago, Moral de Sayago o Muga de Sayago, además del ya citado Bermillo. Y cómo no, citar la Tierra de Campos, a la que pertenece la zona más nororiental de la provincia y que deja su huella en topónimos como Cerecinos de Campos o Castroverde de Campos.

En la zona más noroccidental está Sanabria, en torno al conocido lago. Otra comarca que no sólo deja constar su nombre en Puebla de Sanabria, sino también en el municipio de Palacios de Sanabria y su agregado de Otero de Sanabria, por poner dos ejemplos. En esta comarca, dato curioso que quizá muchos no sabrán, hay una aldea llamada Vigo, mucho más pequeña que la homónima ciudad gallega, tanto que desde mediados del siglo XIX pertenece al municipio de Galende.

Los ríos también identifican un buen número de topónimos. No hace falta ser muy listo para saber cuál pasa por Camarzana de Tera, Santibáñez de Tera, Vega de Tera, Micereces de Tera o Santa Croya de Tera, aunque si alguien conoce a una mujer que se llame Croya que haga el favor de hacerlo saber. De la misma forma, no hace falta decir qué aguas discurren cerca de Almaraz de Duero. Las del mismo río que por Peleagonzalo, pueblo de nombre más que curioso (creo que en realidad es una deformación de Pelayo Gonzalo) que en 1860 fue destruido por una riada y reconstruido en otro lugar situado en una cota más alta. Lo mismo que Villalazán, otro municipio ribereño del Duero.

No sabemos si en Peleagonzalo habrá algún Gonzalo con ganas de pelea, ni tampoco si tendrán ganas de gresca en Peleas de Abajo y Peleas de Arriba, dos localidades situadas a pocos kilómetros al sur de la capital zamorana. La primera es municipio independiente, mientras que la segunda pertenece al vecino Corrales desde la década de 1960. Y muy cerca de allí hay otro pueblo que, para mi gusto, tiene el nombre más peculiar de toda la provincia, Cazurra. Su población es de sólo 79 habitantes, pero ello no le impide tener una completa página web (http://www.cazurra.com/), donde se explican dos posibles hipótesis para el origen del topónimo: una voz prerromana que querría decir "montículo natural pedregoso e inculto que esta en medio de una propiedad cultivada", o bien un término de origen vascuence que significaría "el comedero o pesebre portatil para el ganado lanar". En definitiva, nada que ver con el significado actual del descalificativo adjetivo que viene a la mente al ver este nombre. Felicidades por la página web, por cierto.

Otros topónimos curiosos pueden ser Peque, Guarrate, El Perdigón, Fuente Encalada, El Maderal, Villavendimio, Matilla la Seca, El Pego o Casaseca de Campeán, entre otros muchos dignos de interés. Aunque como esto se está haciendo ya muuuuy largo, voy a terminar hablando de topónimos-gentilicios, es decir, que apuntan a una fundación por parte de personas originarias de otro lugar. Ése es el origen más verosímil para los pueblos de Gallegos del Pan y Gallegos del Río, así como para Asturianos y las aldeas de Bercianos de Aliste (en el municipio de San Vicente de la Cabeza), Bercianos de Valverde (en el ayuntamiento de Pueblica de Valverde) y Bercianos de Vidriales (agregado en la década de 1960 a Santibáñez de Vidriales). Vete a saber si algún antepasado de Diego Merayo (el único berciano que me viene ahora a la mente, discúlpeme usted) anduvo poniendo su semillita por estas tierras, pero el caso es que las referencias ahí quedan aún en la actualidad.

Bueno, pues acabaré ya por aquí. Dice el refrán que Zamora no se ganó en una hora, como una hora espero que no os haya llevado el leer esto. A mí, escribirlo sí, y bastante más. Pero quería ser exhaustivo. ¿Ha valido la pena? Espero que sí.

Saludos y hasta la próxima.

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