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El vuelo de la gaviota

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Dale que dale

Si es que no. Así no se puede. Machacando una y otra vez, sobre hierro frío. Lo único que se puede conseguir en esos casos es que se rompa el hierro. A pesar de lo duro que es. No lo duden.

Esta introducción un tanto extraña a la parrafada dominical de esta semana –mil disculpas les pido a los que sean asiduos del blog y no encontrasen colgado ningún “Vuelo de la Gaviota” el domingo pasado- se debe a que nuestra amiga Bibiana -¿deberíamos llamarla Bibi? Lo sopesaremos-, la ministra de Igualdad, sigue haciendo de las suyas.

En todos los sentidos. Recordarán que desde aquí se trató de dejar claro que lo de tratar de incluir en el DRAE y en una lengua tan rica como el español las palabras que nos dé la gana es algo que está completamente fuera de lugar. Pero nuestra amiga ministra está empeñada en que nuestra lengua es sexista –pobrecilla, no sabe lo que es el neutro...- Nada, que ha vuelto a la carga tratando de que se incluya “jóvenas” en el diccionario. Lo dejaremos ahí, como simple anécdota. Como simple intento de dañar un poco más nuestra ya de por sí maltratada y denostada lengua.

Pero es que Bibiana no se conforma con esto. Bibiana ahora quiere meterse donde no sabe. Y resulta que, sin querer, ha dejado al descubierto una más de las incongruencias de este Gobierno que tenemos y al que ella pertenece. Resulta que el proyecto de la “Alianza de Civilizaciones”, absurdo ya de antemano, no tiene siquiera todos los apoyos que debería entre sus defensores. La ministra se opone a que las moras –llámenme los que quieran lo que quieran por usar el adjetivo que se ha usado durante siglos en España para referirnos al vecino del sur, que a mí lo políticamente correcto ya saben que me resbala- lleven la cabeza cubierta, pero el Presidente está como loco por firmar alianzas y pactos diversos, tanto con Marruecos, como con Turquía y otros países que se distinguen por su gran respeto a la libertad y ser poseedores de una mentalidad abierta y tolerante. Nótese el tono irónico. Por si acaso.

Y por mucho que me duela, en este caso me toca darte la razón, Bibiana. Porque es vergonzante que la Edad Media siga presente en nuestra sociedad más allá de los curiosos –y, todo hay que decirlo, pelín cansinos ya- mercados medievales que se suelen hacer en diversas ciudades de España cuando llegan sus fiestas. Porque es vergonzante que aquellos que vienen aquí no traten de hacer el más mínimo esfuerzo por integrarse y aceptar las costumbres que tenemos los españolitos. Que ya sabemos que somos bajitos, morenos, testarudos y demás –ciertamente, al menos lo de bajito y moreno no lo comparto-, pero este es nuestro país. Y deberían respetarse nuestras normas. Habrá, sin duda, quien considere esta aseveración por mí hecha como síntoma de mi reaccionaria forma de pensar, calificándome como muy amable de retrógrado. Eso como poco.

No es novedad que la Alianza me resulta algo tan artificioso como antinatural e innecesario. Porque bien está que haya diálogo entre pueblos y países, pero para eso ya está la ONU, aunque algunos pretendan convertirla en un bebedero de patos. Pero, por favor, no me pidan que me sienta identificado con alguien que profesa una religión que condena a muerte a Salman Rushdie por publicar Versos Satánicos.

Desde aquí, y para ir poniendo punto final a la parrafada de este domingo, decirle a la amiga Bibiana que la próxima vez que abra la boca en público se lo piense antes, que no es lógico montar tal revuelo cada vez que se hace una intervención pública. Y, de paso, que la pongan al frente de un Ministerio que valga para algo, no de un invento político de última hora.

Saludos a todos. Las gaviotas seguirán volando por este blog en verano, aunque no aseguro aún si con la misma periodicidad semanal del resto del año.

1 comentarios:
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Anónimo dijo...
viernes, julio 11, 2008 1:35:00 p. m.  

Al margen de que este de acuerdo o no con lo que expones, me ha parecido un articulo irónico, pero con bastante elegancia.

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