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Apuntes de Geografía

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ALACANT ÉS IMPORTANT



Hola otra vez,

Que no se me alterne nadie, que el título va ser lo único de esta entrada que no esté escrito en castellano. Bueno, el título y la mayoría de los topónimos, ya que esta semana propongo una visita a un territorio donde buena parte de sus habitantes no tienen como lengua materna el idioma de Cervantes. La semana pasada, al hablar de la renovación del padrón, decía que barría para casa al acabar refiriéndome a Ibi, el municipio en del que soy vecino desde el día que nací. Este lunes, por barrer un poco más, aunque sin intención de caer en un alarde de chovinismo, os invitaré a hacer un recorrido por la demarcación cuyo nombre oficial es el de Alicante / Alacant, dos formas distintas de aludir a un único territorio, pequeño pero bastante diverso.

La provincia de Alicante tiene poca superficie: 5.817 kilómetros cuadrados, que la hacen la menos extensa de la Comunidad Valenciana y del grupo de cola de toda España. En población, sin embargo, ocurre lo contrario: tratamos de hacernos sitio 1.825.264 personas, con lo que tocamos prácticamente a 314 por cada kilómetro cuadrado. Una densidad muy elevada, pero que no impide que la huida del mundanal ruido quede más o menos cerca de cualquier sitio. La capital, al igual que la provincia, también tiene doble denominación oficial, Alicante / Alacant, aunque lo cierto es que en ella resulta un tanto difícil hablar por la calle catalán occidental meridional (valenciano, para ser más claros), al contrario de lo que ocurre en otras comarcas. La ciudad tiene 322.673 habitantes, que la convierten en la decimotercera de toda España en población. Podría hablar mucho de mis filias y fobias hacia Alicante, pero como ni esto es un portal turístico ni quiero aburrir, me limitaré a decir que, siendo una ciudad en muchos aspectos prescindible, sus puntos a favor valen mucho la pena.

Si algo caracteriza a la provincia de Alicante es la distribución de su población, dado que hay relativamente poca diferencia entre la capital y los municipios principales. No me refiero a su poco extensa pero muy habitada área metropolitana, con localidades como San Vicente del Raspeig / Sant Vicent del Raspeig, con 49.341 habitantes, sino a los centros supuestamente comarcales, cuya importancia en realidad es mucho mayor.
Así, la segunda ciudad de la demarcación, Elche / Elx (de la que ya se hizo un amplio y excelente repaso en la ¿antigua? sección Con la mochila a cuestas), tiene la friolera de 222.422 habitantes, además de un claro antagonismo social, económico y hasta urbanístico con Alicante ciudad. Ambas están a sólo 20 kilómetros de distancia, lo cual acentúa su rivalidad. Como tampoco se parece lo más mínimo a Alicante la ciudad de Alcoy / Alcoi, la capital de todo el interior norte y del sur de la provincia de Valencia. La patria chica del equipo futbolero con más moral es una urbe de 60.700 vecinos, prototipo de la decadencia burguesa gracias a la crisis que sufre su industria desde hace años y que ha reducido de forma ostensible su población. Eso sí, sin disminuir un ápice su acentuada personalidad: mucho ojo, que cuando Camilo Sesto, oriundo de esta tierra, cantaba que "El meu cor és d'Alcoi" no estaba hablando por hablar.

Hasta hace muy poco tiempo, Alcoy había sido históricamente la tercera ciudad de la provincia. Pero su estancamiento le ha valido ser superada por varios municipios que viven del turismo masivo. Sirva de ejemplo Torrevieja, habitada oficialmente por 94.006 personas y de la que prefiero no hacer comentarios. En la misma comarca, la Vega Baja (lindante con Murcia y donde no se habla valenciano desde el siglo XVIII), está Orihuela (80.468 habitantes), que posee el término municipal más extenso de la provincia, lo que le permite ofrecer el contraste entre la ciudad, a 25 kilómetros de la costa, y su zona de playas, donde florecen los ladrillos como antes lo hacían las alcachofas en las huertas de la zona.

Aunque puestos a hablar de turismo playero, cómo dejarnos Benidorm, que en la actualidad cuenta con 69.058 vecinos, con un casco antiguo que valdría la pena si no fuera porque tienes que quitarte los guiris de encima a puñados. Otros nombres que supongo serán de sobra conocidos por la ancha Castilla serán, siguiendo la orilla del Mediterráneo de sur a norte, Pilar de la Horadada, Guardamar del Segura, Santa Pola, el Campello, Villajoyosa / la Vila Joiosa, l'Alfàs del Pi, Altea, Calpe / Calp, Jávea / Xàbia y Dénia. Esta última ciudad, capital de la Marina Alta y otra de las más pobladas de la provincia, con 42.704 habitantes, es también de las que vuelve la espalda a la capital: no sólo está más cerca de Valencia que de Alicante, sino que además tiene con ella muchos más vínculos históricos, culturales y comerciales.

Claro que en el interior, aparte de Alcoy, hay otras localidades donde se concentra también una buena cantidad de gente. Uno de los ejes principales de mayor población es el que sigue el curso del río Vinalopó, una cloaca de 110 kilómetros de largo que nace en un paraje precioso cerca (aunque no en su término) del pueblo de Banyeres de Mariola, (el de mayor altitud de la provincia, a 816 metros sobre el nivel del mar), y que poco a poco ve cómo el agua se le tiñe de roña hasta que su curso se pierde cerca de las salinas de Santa Pola. Junto a este riachuelo se ubican importantes centros industriales como Villena, Elda, Petrer o Novelda, además de Elche, entre otros. La zona fue en su momento frontera entre Castilla y Aragón, y buena prueba de ello son los castillos defensivos repartidos a lo largo del curso del río, algunos tan imponentes como los de Banyeres de Mariola, Villena, Sax o Petrer.

Decir también que Elda y Petrer son dos localidades totalmente conurbadas, es decir, con sus cascos urbanos literalmente pegados, hasta el punto de poder tirar una piedra desde un balcón en un pueblo y que, si cae en el balcón de enfrente, vaya al pueblo de al lado. Bueno, más que pueblos, ciudades: 55.289 y 33.486 habitantes, respectivamente. Para más inri, en Petrer se habla valenciano y en Elda no, un hecho que lleva la rivalidad a cotas aún más altas. Por supuesto, en los dos sitios tienen apelativos descalificativos para los de la localidad vecina. Una guerra en la que yo tengo mi favorito por razones personales; si digo que el casco antiguo de Petrer es fascinante, seguramente se me verá el plumero, pero bien poco me importa.

El calzado es la industria característica de todo el valle del Vinalopó, de Villena a Elche, pero hay otra industria irremediablemente asociada a la provincia de Alicante, el juguete. Una actividad de la que me honra decir que Ibi sigue siendo el principal productor del país, y gracias a la cual la localidad experimentó un crecimiento espectacular entre 1950 y 1980. Pero no quiero desmerecer a la vecina localidad de Onil, especializada en la producción de muñecas ya desde finales del siglo XIX. Aunque el espaldarazo definitivo vendría en 1957, con la constitución de una empresa de la que muchos habréis oído hablar de sobra: FAMOSA. Sí, las archiconocidas muñecas que se dirigían al portal salieron de esta población. Un dato curioso que dudo que conozcáis: en origen, Famosa fue una agrupación de pequeñas sociedades, a la que se denominó Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil, Sociedad Anónima. Es decir, que el nombre de la empresa es un acrónimo.

Onil es un pueblo más bien pequeño, de 7.622 habitantes en la actualidad, casi los mismos que otra localidad de sobra conocida: Jijona / Xixona, a la que por aquí todo el mundo se suele referir con la grafía autóctona. Si la muñeca Nancy era de Onil, el turrón El Almendro siempre volvía a su casa de Xixona por Navidad... hasta que una empresa toledana compró la firma y se llevó allí la producción. No obstante, la producción turronera sigue siendo la principal actividad económica de esta población, dado que la mayoría de marcas que podéis ver anunciadas en televisión cada diciembre mantienen su domicilio social en el municipio.

Xixona es una de las posibles puertas al interior de Alicante, pero no al de los núcleos industriales de gran o mediano tamaño, sino al de los pueblos pequeños, que también los hay. Un total de 50 municipios tienen menos de 1.000 habitantes y, aparte de ser una delicia para la contemplación y la calma, también lo pueden ser para estudiosos de la toponimia. Desde las claras resonancias latinas de Penàguila a los evidentes tintes arábigos de Almudaina o Benigembla, pasando por otros que, al margen de cualquier otra cosa, rimbomban tanto como Quatretondeta. Volviendo al pr
efijo Beni-, comienzan por él un buen número de localidades, algunas tan conocidas como Benidorm o Benissa y otras tan ignoradas como Benifallim, Benifato, Benimassot o Benimeli. Por la mayoría de estas últimas vale la pena dar una vuelta, a poder ser en la mañana de un día laborable de invierno, para palpar la tranquilidad y, al mismo tiempo, la triste soledad que siempre acompaña a estos pueblos. Uno de ellos es Balones, de 163 habitantes, y cuya escuela tuvo el año pasado el dudoso honor de ser la única que cerró de toda la provincia. No hace falta aclarar que el nombre del pueblo no tiene nada que ver con el fútbol, pero el caso es que pocos niños botan la pelota en sus calles.

Un jueves de enero del año pasado fue la segunda y hasta ahora última vez que fui a Famorca, que en el padrón de 2007 se ha colocado por primera vez como el municipio menos poblado de la provincia, con 53 personas empadronadas. El pueblo apenas son dos calles en lo alto de un peñasco, pero eso sí, de inmaculado aspecto. Una magnífica postal sin casi nadie que la observe. Más grande, aunque tampoco mucho, es Tàrbena, otra bonita población de 758 habitantes situada no demasiado lejos de Famorca, aunque en una comarca distinta. Esta localidad tiene una notoria particularidad: tras quedar despoblada con la expulsión de los moriscos en 1609, tuvo la suerte (que no corrieron otros pueblos, abandonados para siempre) de ser repoblada por mallorquines. Esto ha hecho que, en la actualidad, en el pueblo se hable el que quizá sea el dialecto más singular de todo el ámbito lingüístico del catalán, con una fonética valenciana pero formas propias de las islas Baleares, como los característicos artículos es y sa, en vez de el y la. Otra herencia mallorquina es la deliciosa sobrasada que se elabora en esta población, en la que existe también un restaurante de mucha fama que todo aquel que se declare de izquierdas debe visitar al menos una vez en la vida, y que, a pesar de ser un establecimiento privado, se ha convertido en el principal reclamo turístico de Tàrbena, del que, de un modo indirecto, acaba beneficiándose todo el pueblo.

El interior de Alicante, montañoso y mucho más húmedo y verde que el litoral y la parte sur, es una zona que me gusta reivindicar al identificarme con su idiosincrasia. Me satisface salir a la calle y, aun viviendo en una población bastante grande, sentirme lejos de la masificación. Lo malo es que, como decía la semana pasada, la amenaza del ladrillo está cada vez más cerca, salvo que la recesión frene la maldita especulación. De cualquier forma, quería despedirme con este alegato, esperando que haya resultado interesante este paseo por la demarcación cuyos códigos postales empiezan por 03 y donde la capital pinta mucho menos de lo que quisiera.

Saludos y hasta la próxima.

1 comentarios:
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Marta dijo...
miércoles, enero 23, 2008 8:28:00 p. m.  

Buenas Antonio! Te tengoq ue dar mi enhorabuena por los post tan interesantes que haces cada semana. Te admiro, como a muchos de mis compañeros del blog, por escribir todas las semanas y no faltar a su cita con el blog. Y aprovecho, ahora que tengo tiempo,(porque no me apetece estudiar más que nada) para agradecerte que te tomaras las molestias de buscar información sobre mi pequeño, pero bonito pueblo, ejeje

Enhorabuena!

Un salud

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