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Pasión de periodistas. Temporada 1. Capítulo 3.

En el capítulo anterior de “PASIÓN DE PERIODISTAS”... ¡¡Nico ha sido secuestrado!! Sus antiguos compañeros de clase, reunidos en la “puerta de fumar”, reciben la noticia: 48 horas para conseguir 600.000 euros, o su amigo morirá...

Temporada 1. Capítulo 2 de PASIÓN DE PERIODISTAS.

Lunes, 3 de julio de 2016
Valladolid

El teléfono resbaló de las temblorosas manos de Gala, y se estrelló contra el suelo. “Gala, tía, eres una toupa...”. Tamara y Gala cruzaron una mirada y estallaron en carcajadas, recordando los viejos tiempos como compañeras de piso. Los recuerdos felices, sin embargo, duraron muy poco, dejando paso a un mar de dudas en la mente de los jóvenes periodistas. ¿Quién querría secuestrar a Nico? Y, ¿Por qué? Nadie reparó en el chico escuálido que los observaba a través de sus gafas, desde el interior de la facultad. Ninguno vio dibujarse en su rostro una sonrisa de satisfacción, pero un escalofrío recorrió la espalda de Merayo. Él prefirió no comentarlo con sus compañeros, pero tenía un mal presentimiento. Y rara vez le fallaba el instinto...

Mery no pudo soportar la presión y rompió a llorar. “¡¡¿Qué coño es esto?!! Nico, el pobre, que no haría daño ni a una mosca...” Su antiguo novio, Karny, la abrazó tiernamente. Se había convertido en un rico terrateniente dedicado a escribir poesía en su mansión de Fresno, pueblo del que ahora era alcalde y que había convertido en granja colectivizada. Su relación se había roto a causa de la distancia, porque la reportera de “+ Ke Música” debía viajar mucho. Sin embargo, aunque él no lo supiera, Mery no lo había olvidado, y leía cada uno de los poemas que Karny publicaba una y otra vez, hasta aprenderlos de memoria. “Dejaos de sensiblerías y vamos a pensar qué hacemos”, dijo Stanich, número uno de los 40 Principales con su nuevo single “gazapos y marranas”, en el que relataba el terrible episodio que lo había retirado del periodismo: en el transcurso de una de sus crónicas como enviado especial a Irak, un soldado estadounidense lo había confundido con un suicida islamista y había dado la voz de alarma. Stanich había salido indemne de la batalla campal que se organizó, pero su fama había quedado herida de muerte, y había decidido dedicarse a la música.

5 horas más tarde
Bar “El Templo”

“Chicos, ya tengo el dinero. ¿Ha vuelto a llamar?” Alex, director de Vogue España, y autor del best-seller “Orígenes y evolución de la alpargata”, manual de referencia para los grandes diseñadores de todo el mundo, era muy rico. No le había costado ningún esfuerzo reunir los 600.000 euros del rescate. “Pues no, aun no...” La extraña sensación que Merayo había sentido unas horas antes, volvió de repente. Una brillante carrera como guionista y creativo en las grandes cadenas nacionales había hecho del joven un gran magnate de los medios audiovisuales. Miró a su alrededor, y de pronto se dio cuenta: había alguien más en aquel bar, antiguo punto de encuentro del grupo, alguien que los había acompañado desde el principio. Y todos lo conocían, pero ya nadie se acordaba de él.

Sentado solo en la barra, Jorge tomaba un café. Merayo lo supo en cuanto lo vio: la desaparición de Nico y la reaparición de Jorge no eran casuales. Los dos se observaron durante unos segundos. Jorge alzó el café entre sus dedos huesudos, en un brindis triunfal, cargado de sarcasmo. En ese instante, el móvil de Merayo vibró en su bolsillo. “Jaque Mate. ¿Quién es el líder ahora? Llevad el dinero a La Selva.” Asustado por el mensaje, alzó la vista: Jorge se había ido.

Medianoche
Bar “La Selva”

El calor de aquella tarde de verano había dado paso a una terrible tormenta, que azotaba la calle. Llegaron empapados a la puerta del bar, o de lo que quedaba de él. En quiebra desde una fiesta que alguien había organizado mal, y a la que no había asistido nadie, el local se alzaba ahora, sucio y oscuro, ante la mirada temerosa del grupo.

“Yo entro”. Patry, estrella del programa de deportes Zona Deportiva, se dirigió decidida hacia la puerta entreabierta. “Trae el dinero.” Cogió la maleta que contenía el rescate. Cuál no fue su sorpresa al abrirse la puerta antes de haberla siquiera tocado. Todos contuvieron la respiración...La poca luz de la calle iba disolviendo las tinieblas que inundaban la sala. Poco a poco, quienquiera que estuviese saliendo fue haciéndose visible. “Pero...”, balbuceó Tamara, “¡Es Nico!”, completó Gala, en un grito de alegría. La asturiana se lanzó a los brazos de su amigo.

Pasada la euforia inicial, en la que no faltaron besos, abrazos y alguna que otra lagrimilla, surgió la pregunta obligada: ¿Qué había ocurrido con Jorge? Nico estalló en una sonora carcajada: “jjjjjjjjjjajjjjjjjja”, que contagió a sus compañeros. “No podéis ni imaginar lo que le pasó: estaba apuntándome con una pistola y soltándome un rollo sobre lo mal que le había ido todo, que le habíamos arruinado la vida, que todos habíamos llegado muy alto y él no había conseguido nunca nada...Vamos, que no había podido reponerse, desde que en primero de carrera todos le retiramos la palabra. Mientras hablaba, hinchado de orgullo, hacía girar en su mano libre un dardo. Justo al final de su discurso, lanzó el dardo, que dio en la diana. Dijo “correcto” y, de repente, la diana cayó sobre su cabeza, dejándolo aplastado en el suelo. Siento ser tan cruel, pero ¡¡¡fue muy cómico!!!”

Un mes más tarde, puerta de fumar.

Miguel León llegó puntual. La nota decía: “tengo una sorpresa para ti. Acude el día 4 de agosto a las 10 de la noche a la puerta de fumar.” Para su sorpresa, todos sus antiguos compañeros se hallaban en el mismo lugar, y portaban en su mano notas idénticas...”Pero... ¿Quién nos ha reunido aquí?” Responderá Nico (a ver si es verdad) el jueves por la noche