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LA RELIGIÓN DE HOY

En estos últimos tiempos, cuando me han preguntado si creía o no en Dios, he acabado por admitir que sí, que creo en Dios y que no trajo nunca nada bueno. Luego se sucede la parte en la cual se expone quién es el dios de cada uno, a que dedica el tiempo libre…

Yo pienso que en cada época hay un Dios que enloquece al ser humano. A los más fuertes, exactamente. No tiene barba blanca ni forma humana; es más, es negro y líquido. Algunos le llaman crudo, otros oro negro pero lo más normal es que se refieran a él como petróleo.

También he de admitir que existen religiones que llegan muy hondo. No digo que moralmente sean buenas, ni mucho menos, pero saben tocarte la fibra sensible, esa que con un roce puede causar un enfado en forma de tsunami.

Esta religión se compone de una serie de leyes en las que más o menos te vienen a decir que si no puedes hacer dinero que te jodas, que nunca serás nadie y que te tocará currar millones de horas y pasarlas prostitutas para comprarte una casa, comida, ropa…eso si encuentras jefe que te bienpague.

Por eso los hay muy devotos. Suelen ir a los templos en Jaguars y Audis con maletín de piel y traje Armani. Allí compran, venden, recompran, revenden, se guardan un petrolero en un bolsillo y dos en el otro que está descosido, se caen al suelo, se desparraman y cuesta recogerlo, es decir, cuesta más dinero, es decir, sube el barril, es decir, sube la gasolina, es decir, con el mismo dinero llenas la mitad del depósito, es decir, cañas en bici o coche-club PPP: Paseo Pipas Pinar.

Sabe, sabe manejar el mundo a su antojo, sabe pintar un futuro que no será negro porque él ya no estará para guiarnos. No podrá mandar más guerras, más especulaciones, más suciedad y por supuesto, más maquillaje.

Se esfumará como si nunca hubiese existido, riéndose del género humano y su religión de ley, desnudándonos para demostrar una vez más que todos somos iguales, nos dejará en pelotas y se podrá observar como se desmorona el conglomerado de entidades devotas, se caen los petrocifijos de las paredes y las criminalizaciones de los editoriales de prensa y puede que, al menos en este sector más cercano a la Iglesia petrolífera, se termine el perpetuo poder de muchos que sin preguntarles hacen acusatio non petita señalando con el dedo a otros que en ese aspecto no habían abierto la boca. Acusatio non petita que no llega a ser manifesta, que no se reproduce igual que los testimonios del destino de la acusatio.

Ahora nos lo estamos pasando bien. En Italia su presidente se prepara para saltarse a la torera las causas pendientes con la justicia del Estado mientras todos los ojos están en Zimbabwe, se levantan orgullos nacionales en competiciones deportivas mientras Tritchet toca las pelotas, se dan giros a la izquierda estando ya en la derecha y en Medina del Campo abrirán una fábrica de gambas.